El primer disco homónimo de los neoyorkinos Fountains of Wayne sale editado en 1996 y es una solplo de aire fresco tremendo en su momento. El resurgimiento del powerpop en los años 90 tenía a esta banda como gran protagonista. Liderados por Adam Schlesinger, guitarrista, vocalista, multiinstrumentista y productor en solitario de este disco se unió a Chris Collingwood que cantaba y tocaba guitarra y con esa producción contemporánea, conjugaba a la perfección la exquisitez melódica de los grupos sesenteros británicos y de los nombres importantes del powerpop de los 70, con contundencia guitarrera, cuyo resultado son temas frescos, directos, bien arreglados, y en cuyas letras se pasaba de la jovialidad a la melancolía, y de la ironía al humor.
Radiation vibe fue el primer single y la canción que abría el álbum, un tema que da muy buen resumen del disco, guitarras que se te pegan, voz melosa de Collingwood al que acompañan los coros de Schlesinger y un ritmo intenso y adictivo de principio a fin.
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