Como decía hace un par de días, el pasado 14 de octubre salió editado el disco La vida que amo: Un homenaje a Rafael Berrio en el sello Warner Music Spain, un disco que rinde pleitesía al músico donostiarra que nos dejó el 31 de marzo de 2020 en plena primera ola de pandemia. El disco lo impulsó Raúl Bernal que dijo al respecto: "Es una muestra de amor incondicional a su obra, los que le conocimos en algún momento de su vida tenemos una huella imborrable en el alma". Han participado artistas como Tulsa, Diego Vasallo, José Ignacio Lapido, Quique González, Mikel Erentxun o Fino Oyonarte entre otros.
Primero hablé de la versión de José Ignacio Lapido de Abolir el alma, un tema que estaba en el último disco que hizo en vida el artista titulado Niño futuro en 2019, gran versión. Luego le tocó el turno a la maravillosa versión que hace Fino Oyonarte (bajista de Los Enemigos) del tema Simulacro del disco 1971 del año 2010, muy en la onda del disco que hizo en solitario, aquel Sueños y tormentas de 2018, muy aire Nick Drake. Según el propio Fino es la mejor canción escrita en los últimos 40 años... ahí queda eso. Y ahora tenemos la versión que hace Toni Brunet, el músico mallorquín afincado en Madrid y que ha trabajado con Miguel Ríos, Marlango o Nacho Campillo, además de tener carrera en solitario y que hace una de las dos versiones incluidas como extra en el álbum, la suya es Mis ayeres muertos del disco Paradoja de 2015, quizás el de más éxito comercial del desaparecido Rafael Berrio, muy buena versión con la guitarra como eje principal.
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