Aerosmith, los chicos malos de Boston, editaron Nine lives en 1997, cuatro años después del muy exitoso Get a grip. La grabación de este trabajo tuvo varias peculiaridades, la primera es que las sesiones se alargaron más de la cuenta cuando el disco ya estaba muy avanzado, y decidieron prescindir de los servicios de Glen Ballard como productor (ya que al parecer dicen que la energía y las vibraciones no eran las que buscaban) y contrataron a Kevin "Caveman" Shirley que si acabó el trabajo. Esto significa que hay un disco alternativo casi terminado, que fue descartado y que puede que algún día vea la luz, con sus lógicas sorpresas. Una segunda es que en este álbum hubo colaboraciones de gente como Marty Frederickson (en el tema Something's gotta give), Richie Supa, Desmond Child o Mark Hudson. Durante la grabación se ausentó el batería Joey Kramer por problemas de salud, pero volvió a tiempo para terminar el disco. Musicalmente es un trabajo soberbio, muy uniformado y con grandes singles, que también tuvo mucho éxito en ventas y una gira realmente portentosa.
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