Ahora me detengo en el primer disco de una banda a la que tengo un cariño especial, Muse, que quizás a día de hoy ha decaído algo por lo que hacen actualmente, más pop, que dista mucho de lo que hicieron en sus comienzos, aunque claro, lo de sus inicios fue glorioso y lo tengo en un pedestal. Una banda que descubriera en el FIB 2002 y a la que he visto no menos de 6 veces en vivo.
El grupo se gesta en Teignmouth, en el condado de Devon, al suroeste de Inglaterra, una población de menos de quince mil habitantes, donde tres amigos hacen sus primeros pinitos en la música en diferentes grupos, por un lado Matthew Bellamy, guitarrista, pianista e hijo de George Bellamy que fuera miembro de The Tornados (no confundir con The Tornadoes, los americanos), la primera banda británica en llegar al número 1 en EEUU. Chris Wolstenholme, que a mitad de los 90 tocaba la batería y se recicló al bajo y Dominic Howard que captó a Matt para la banda, a la batería. Al principio batallas en el instituto, cambios de nombre (Gothic Plague o Rocket Baby Dolls) hasta que se deciden, por la inspiración de un profesor de arte, por Muse. Este es el germen de algo grande, muy grande.
En ese momento, el panorama musical de finales de los 90 tiene a Radiohead en el trono y mirando a todos a sus pies, después de haber parido una obra tan descomunal como Ok Computer, el britpop agoniza y muchas bandas británicas empiezan a cambiar el rumbo o a madurar, con el fin de siglo.
Es en 1999 cuando editan Showbiz, después de un par de Ep's prometedores, una ópera prima visceral, dura y radical por momentos, pero también desconocida. Aunque claro, las primeras comparativas iban directas con Radiohead, que las había (no sería justo el negarlo) pero no eran del todo acertadas, ya que lo de este trío iba por otro lado, además de que hay un toque claro punk en la esencia del grupo, que a día de hoy casi ni se nota. Ya desde la portada, nos recibe una chica extraterrestre, porque los temas espaciales serán básicos en las letras del grupo, su rock es espacial y alterna fuerza y sensibilidad, un muy sano equilibrio.
Abre el disco Sunburn con ese piano de Bellamy colorista, para que entre la voz y luego la base rítmica irrumpa de manera brutal, señas de identidad del grupo ya desde el inicio. La melodía que elabora el piano envuelve y nos lleva en el increscendo a un estribillo desgarrado que explota en un riff bestial, ¡¡¡menuda carta de presentación!!! El álbum sigue a ritmo frenético con Muscle Museum, con ese bajo tan característico que luego se ha trasladado a más temas míticos, posee unos cambios de ritmo brutales, un soniquete casi de ejército soviético y demuestra una vez más la fuerza de la banda en este momento, con la guitarra rabiosa a más no poder y la voz en estado de éxtasis. Fillip comienza con una distorsión que avisa de la llegada de la guitarra y la sección rítmica, la voz contiene y deja paso al desparrame instrumental, un torrente de rock. Falling down es un tema pausado, íntimo, y que habla del pueblo natal del grupo, curiosamente compuesto antes de ponerle música. Cave es otro tema crudo, duro y de bastante energía y dónde la banda sigue buscando su estilo, con cosas por pulir. Llega Showbiz, la canción que da título al disco, una joya, que comienza desde abajo con una percusión creadora de una atmósfera angustiosa y sugerente a la que se une la voz de Matt. De forma lenta pero segura la guitarra ya se ha apoderado del tema, te coge y te envuelve, la batería se une y llegamos al éxtasis, además todo estalla con un estribillo tremendo y nos arrastra al final del tema entre aullidos y alaridos de Bellamy y su guitarra en bucles.
Unintended nos devuelve la pausa, la calma y la tranquilidad, una delicada pieza folk, casi campestre, con la guitarra y la voz aterciopelada de Matt como protagonistas. Uno da paso al lado más punk del trío, al que hacía antes referencia, con la guitarra desatada, buenas subidas y bajadas. Sober, con una guitarra desde el comienzo marcando el ritmo con la sección rítmica, para luego llegar al marcado estribillo y la voz delirante de Matt. Escape nos devuelve al remanso de paz después de la tormenta, melodioso tema y delicada interpretación en su comienzo que se va enfureciendo de manera gradual, para luego volver a bajar en el tramo final. Overdure con su visceral comienzo nos recibe, y entre bajadas y subidas deja que la guitarra corra a su gusto haciendo Matt diabluras con ella. Hate this and I'll love you con el sonido de grillos al inicio, sirve de intro para la delicada canción, que no será tan épica como los finales de los siguientes álbumes.
En resumen un primer trabajo de Muse, donde la banda descubría su sonido a partir de ideas excelentes que bullían en la cabeza hiperactiva de Mr. Bellamy, con sus cosas mejorables que irían puliendo paso a paso, pero dejando claro en Showbiz que la materia prima es excelente y que ya incluye pequeñas perlas, que aún a día de hoy me siguen fascinando, pero también es un trabajo complejo y lleno de oquedades y recovecos, inspiración gloriosa por partes y algunas sombras. Sin ser un trabajo perfecto, deja claro que era el germen de algo muy importante.
Os dejo con el vídeo de Muscle Museum.
No hay comentarios:
Publicar un comentario