jueves, 5 de febrero de 2015

Ocean Colour Scene - North Atlantic Drift (2003)


En el año 2003, Ocean Colour Scene, la banda de Birmingham, edita North Atlantic Drift, un disco enorme y poco conocido por el público en general. Muchos son los fans que consideran que lo mejor del grupo está en sus discos de la parte final los años 90, y como mucho llegan a Mechanical wonder (otra maravilla), cuando aquí tuvieron una evolución fantástica. Las referencias o influencias del mismo no dejan de ser inevitables, por un lado Beatles, Who o SmallFaces, y por otro el siempre omnipresente Paul Weller (padrino de la banda en su momento). El álbum denota a un grupo que va cogiendo ese punto de madurez, bastante importante a la hora de encajar, cuadrar y rematar composiciones, que desde luego en esta trabajo están a un nivel impresionante. La riqueza instrumental, el sonido potente, y toda la gama de temas, desde más rockeros, hasta las baladas, pasando por el folk (con la colaboración de Linda Thompson) le dan al trabajo un gran empaque.
La formación es la misma que en sus primeros trabajos, es decir, Simon Fowler a la voz y guitarra acústica, Steve Cradock a la guitarra solista, piano y hammond, Damon Minchella al bajo y Oscar Harrison a las baquetas, un batería de un nivel fuera de serie. Decir que este fue el último disco que grabó con la banda su bajista original, Damon, que poco después abandonó el grupo.
Por otro lado, el título del disco (La deriva del Atlántico Norte) hace referencia al comentario político sobre el imperialismo cultural de Estados Unidos y su apoyo incondicional por parte del gobierno del Reino Unido, en concreto ante la inminente invasión estadounidense de Irak, que fue rechazada por la mayoría de la opinión pública británica.






Comienza el disco con I just need myself, un tema rockero, de mucha fuerza con la guitarra de Steve muy presente junto a la sección rítmica, que Simon además canta de lujo imprimiendo su sello característico. Oh Collector es una tremenda canción, que empieza tranquila con la voz de Fowler y leves percusiones para que luego entre la banda a saco y despliegue una melodía hermosísima, tremendo medio tiempo con cambios de ritmo bestiales. North Atlantic Drift, tema que da título al disco, es una preciosa balada dónde Steve a la guitarra solista se sale y con una letra dónde ponen el dedo en la llaga, llamando diablo a George W.Bush (Y donde el Éufrates se une con los otros ríos, Ahora es el hogar del diablo y el mentiroso, Y la pira que va a hacer) mientras suena una melodía grandiosa. Golden Gate bridge, como su título indica, habla del puente de Golden Gate, como metáfora para saber si se puede seguir confiando, mientras la música coge fuerza en un tema hermoso, con la voz de Simon brutal y un estribillo pegadizo.
Make the deal es un excelente tema con influencias de Phil Spector y los Beach Boys, sobre un comienzo vocal con piano que sirve de introducción, nos metemos en una preciosa melodía y en el terreno pop, con arreglos de cuerda muy adecuados. For every corner es otra delicia compositiva que Mr. Fowler vuelve a cantar como los ángeles, hasta que vienen guitarra y sección rítmica para elevar el tema de manera brutal con el estribillo, un gran tema con cambios de ritmo buenísimos. On my way vuelve al rock con ese riff de guitarra inicial que nos introduce en el ritmo rápido y vertiginoso de la canción, además de desplegar una melodía realmente buena. Second hand car es un tema acústico, en tono folkie delicioso, que tiene un estribillo precioso y muy marcado, que amplía la gama de estilos del álbum de manera magistral, tremendo temazo. She's been writing es un tema tributo a Sandy Denny de Fairport Covention, dónde cuenta con la colaboración de Linda Thompson vocalmente, un tema lento en tono folk-country de una belleza exquisita. The song goes on empieza con guitarra acústica, hasta la entrada de la batería y bajo, para desarrollar otra melodía brillante con un estribillo delicioso, otro buen tema. When evil comes cierra el disco, el tema más largo, cuya letra incide en que el diablo viene, y lo hace desde el otro lado del charco, con un inicio lento y la voz del cantante para luego en un increscendo adecuado, entrar todos los instrumentos, gran final.





En resumen, un disco que para mi es fabuloso, de lo mejorcito de su discografía (hay donde elegir) pero del que poco se habla cuando se refiere al grupo, y que aún así, para la propia banda es fundamental, de hecho posteriormente editaron un directo acústico que llevaba el título de uno de los temas de este trabajo.

Os dejo con el single I just need myself.

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