Antonio Vega inicia su carrera en solitario en 1991, después de que en 1989 diera por finiquitado Nacha Pop, es por esto que sus primeros pasos solo, en cierta parte vengan marcados por su etapa en uno de los grupos fundamentales de la música española de lo años 80, y por lo tanto ya era un músico respetado y consagrado entre los compañeros de profesión.
Aquí Antonio pone de manifiesto quien había portado la magia creativa de el grupo madre, en un disco intenso de principio a fin, con singles brutales, con una voz que transmite emociones con facilidad y dónde destaca especialmente el tratamiento de las guitarras, que suenan de lujo.
En este trabajo hay luces, sombras, pop fresco y alegre, pero también el lado más intimista del músico, marcado por miedos, temores y fantasmas interiores siempre habituales en toda su trayectoria, por cierto. Para mi, un trabajo soberbio, que tuve la oportunidad de escuchar cuando salió (estaba yo en el instituto) y del que tengo un recuerdo fantástico, al que siempre recurro cuando tengo oportunidad.
Pocas carreras en solitario tienen la calidad de la de Antonio Vega, aunque en su caso particular, su adicción y el estar enganchado al tema drogas en muchas épocas, espaciase a veces en demasía la salida de sus trabajos, que se alargaban en el proceso de grabación.
También hay un hecho muy importante en este álbum, y es que siendo una evolución lógica de lo que había hecho con Nacha Pop, coge su propio camino y traza las líneas de una trayectoria que tiene sus características propias muy llamativas, incluso superándose más y más a la hora de componer, metiéndose también en el terreno de la canción de autor.
Háblame a los ojos inicia la joya, un tema que es un medio tiempo con una voz y unas guitarras acústicas en el inicio, más luego las eléctricas, que aportan la sensibilidad y la intensidad necesarias para darnos cuenta de que estamos ante algo grande. La poesía y la canción se unen en cada verso, "Nunca la lluvia dijo al hielo qué calor, nooo ohhh, por eso yo nunca me quejo de su amor" que Antonio definía como una ácida autocrítica a su invencible timidez. Esperando nada con ese inicio brutal de la guitarra que marca la melodía, nos trae un tema de pop fresco, alegre con una letra que adoro "Y pasó tanto tiempo que llegué a ver sombras en color, Y pasó tanta gente por delante que nadie me vió/ Y creció, a mi lado como un árbol toda una ilusión", una letra para la historia. Lo mejor de nuestra vida es de esos singles inolvidables, temazo rotundo cuya letra trata sobre las rupturas, sobre las sensaciones que invaden nuestra mente cuando todo se termina, suaves despedidas entre potentes riffs de guitarra, que ponen la electricidad a uno de los temas más rockeros del disco y con otros versos para enmarcar que empieza así "Antes de ayer, cuando se fue, ella dejó una nota escrita a boli en la pared, y si con suerte fue una broma mala, hoy tendría que volver", y donde un estribillo genial hace el resto. Tesoros descubre al nuevo Antonio, a ese intimista a tope, un sonido acústico envuelve la voz del genio que nos recuerda el valor de su archivo interior, mientras cajones y percusiones acompañan. Síguelo, con un bajo muy presente en el inicio, es la canción que más recuerda a su vieja etapa ochentera con su banda, donde además las guitarras suenan muy rítmicas con un aire soul y rhythm and blues. La última montaña vuelve a subir el tono, con una guitarra mandona al principio para evocar sensaciones y sentimientos, poesía y naturaleza, recreando esos pensamientos que nos inundan cuando nos damos cuenta de lo pequeños que podemos llegar a ser, un medio tiempo tremendo, enorme canción con la voz de Antonio en estado de gracia. Y llega esa canción que se sale del disco, ese tema que a mi me sigue haciendo llorar de lo bonita que es, dónde el Señor Vega dejaba claro que era un mago de la composición, una cima creativa, con guitarra acústica y cajones como percusión, más la atmósfera oscura y gris, y las drogas en primer plano, mientras la voz emociona y la magia fluye. Antonio llegaría a comentar sobre este tema, que definía la sensación que tenía cuando nada le ataba. Guitarras es un tema bestial, que vuelve al pop fresco, alegre y que en realidad es un homenaje a las seis cuerdas, con sus subidas, bajadas y paradas bien medidas, y como no brillantez en las guitarras que lucen. Mis dos amigos está dedicada a su hermano Carlos Vega quien hizo la música y a su cuñada Mercedes, mientras la letra es de Antonio que dice "Me gusta verlos cuando está detrás el sol, me corta la respiración, su fuerza es la del halcón, laten sus cuerpos con el mismo corazón".
No me iré mañana, tema que da título al disco y lo cierra, que es un medio tiempo pausado con aires de denuncia sobre el abandono del planeta sin renunciar a la poesía, broche perfecto a el disco.
El álbum fue producido por Carlos Narea y Nigel Walker, y tiene la virtud de destacar la voz de Antonio arropado por unas guitarras limpias y de sonido espectacular, que mantienen la intensidad de las grandes composiciones.
En resumen, un disco básico del pop-rock nacional, lleno de enormes canciones de un compositor fuera de serie, al que siempre recurro una y otra vez, y dónde me veo reflejado muchas veces en algunas de sus letras.
Os dejo con el tema La última montaña, interpretado en aquel Básico de 2002.
Como musico, dentro de Nacha Pop , siempre me parecio mas interesante que Nacho, lo que despues demostro en solitario .
ResponderEliminarAlgo mas o menos como Harrison en Beatles .
Orlando: Pues bueno, en Nacha Pop a mi siempre me llamaban más la atención sus composiciones, pero si tengo que elegir, me quedo con la carrera en solitario de Antonio, hay momentos inolvidables.
EliminarBueno, la comparativa no es exacta, en Nacha Pop no tenía tanto rival duro.
Saludos.
Palabras mayores lo de Antonio Vega. Un grandísimo músico que, aunque valorado, yo creo que nunca lo ha sido suficientemente. Pedazo de disco este que nos traes.
ResponderEliminarUn abrazo!
Evánder: Palabras muy mayores amigo, y si, es y ha sido reconocido mucho, pero también quizás su eterno problema no le granjeó una imagen muy positiva, pero hay que quedarse con su música, donde hay belleza a raudales.
EliminarAbrazos.
Esto es como la piel de gallina, no importa el frío o el calor, uno por la baja temperatura, el otro por la emoción, ambos añadiendo síntomas. Cuando escucho este disco pienso en los ferrocarriles, en esas ventanas en las que te apoyas viendo pasar los hilos telegráficos a toda velocidad, los postes contra el horizonte de los paisajes de La Mancha, los olivos del Sur según te vas acercando a Despeñaperros, antes he visto las naves abandonadas de Parla, bajo un tenue sol de Marzo. Este disco de Antonio es como la ducha de todos los días, necesaria.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Javier de Gregorio: Qué precioso comentario, para un disco que lo merece. Fíjate que a mi me pasa lo que a ti con este álbum, me parece perfecto para viajes, pero también para ponerlo en el coche, cosa que yo hago mucho.
EliminarEste disco es además tan necesario como respirar, yo sin este disco asumo que me falta algo, aquí hay temas que forman parte de lo que soy, un desastre, pero por lo menos con buena sintonía.
Abrazos.