En el año 1969, The Doors editan su cuarto disco de estudio, The Soft Parade, que siempre, y no sé porqué, ha sido considerado una obra menor del grupo de Los Ángeles. Es curioso que siendo un año importantísimo dentro de la música, donde se editaron discos increíbles, y en el cual tuvo lugar nada más y nada menos que el Festival de Woodstock, ellos no estuvieran presentes y se hable poco de esta enorme banda con respecto a ese año. Bien es cierto, que Jim Morrison, cantante y líder carismático, no atravesaba por su mejor momento, inmerso en una espiral de alcohol, además de estar inmerso en su carrera literaria, con la firme intención de publicar varios libros de poesía. Además, el incidente ocurrido en Miami supuso una especie de escisión, de cisma interno en el núcleo de la banda, donde ya se empezaba a notar un cierto distanciamiento. John Densmore lo manifestó abiertamente, abandonando al grupo momentáneamente tras los sucesos de New Haven, donde Morrison fue detenido por escándalo público y desacato a la autoridad.
Pero centrándonos en el disco en cuestión, es dónde más experimentación y complejidad hubo, y a primeras puede parecer el disco más difícil al oído, pero para mi tiene momentos memorables. Es el álbum dónde Robby Krieger adopta mucho protagonismo en las composiciones, y en el que se dosifica el papel de Ray Manzarek. Que a todos y todas os quede claro, los Doors no tienen disco malo con esta formación, puede haber unos mejores que otros, como en todos los órdenes de la vida, pero nadie en su sano juicio puede calificar este trabajo de bajo o malo, cuando cuenta con para mi uno de los mejores singles de la historia del rock, Touch me. Como cosas diferentes con respecto a los tres primeros trabajos, los vientos adornan el álbum de manera pluscuamperfecta, y son muy protagonistas en muchas fases del mismo.
Pero es en este disco, donde está el lado más pop de la banda, y en ese sentido es mucho mejor que el realizado por bandas de su época, y como no, le da sopas con onda a muchas bandas actuales.
Comienza el disco con dos pepinazos compuestos por Robby Krieger, primero Tell all the people, con esos vientos cual fanfarria gloriosa que permiten la entrada de Jimbo, delicia compositiva, un tema alegre, de unión y congregación del personal (para mi la música de los Doors tienen muchos momentos festivos) y donde Ray está más apocado y relegado con un simple piano, para que se luzca Robby con su sólo, siendo la letra más simple y minimalista. Touch me es una obra maestra en si misma, partiendo de que es un tema sencillo, pero ahí radica su grandeza, con los teclados de Manzarek muy protagonistas, que en un crescendo brutal llegan a la melodía junto a los vientos que acompañan a la perfección, una maravilla que a mi particularmente me sigue pareciendo perfecta, además de que John Densmore está brutal a las baquetas. Shaman's blues es un tema compuesto por Jim en onda psicodélica, y recuperamos al Morrison más perentorio de los dos primeros discos, con Krieger excelso a la guitarra, un tema sin duda hipnótico con Ray que hace un sólo de teclado con efectos de clavicordio, que añade riqueza, además de ese falso final, para regresar a la melodía, una pequeña joya no reconocida. Do it compuesta a pachas por Jimbo y Robby es posiblemente el tema menos currado del disco, un tema sin alma y carente de chispa. Easy ride es uno de los temas dónde el grupo sabía mezclar perfectamente la unión de country y rock and roll, con un ritmo de instrumentación vertiginoso y frenético y dónde Jimbo se sale. Wild child es otra composición de Morrison, pero donde Krieger está excelso con un riff absolutamente brutal, y donde aquí está la esencia de la banda, son oscuros, vibrantes y se basan en la sencillez a la par que son tremendos en su capacidad de sobrecoger al personal, creando tensión y cambiando el tono del tema con sólos de Ray y Robby de lujo. Runnin' blue aporta poco, otro tema de Krieger en onda country, rimbombante y alegre. Wishful sinful es la balada del álbum, con arreglos de cuerda y vientos que arropan bien la voz de Jimbo.
Y llega The Soft Parade, el tema largo y cierre largo y épico del álbum, recuperando esa manera de cerrar los discos como en los dos primeros trabajos. El tema comienza con una soflama de Jim ataviado de forma simbólica como el Rey Lagarto y se dispone a exorcizar sus demonios internos, interpelándose de forma reteirada al mismo tiempo que logra mantener un ambiente de suspense con esa especie de suite que parece construir con ayuda de la banda. En la letra se refiere al tema de sus problemas judiciales y a su incomprensión, mientras musicalmente la melodía es maravillosa, hay un caos generado a posta que los punteos de guitarra de Krieger, la batería ágil de Densmore y el teclado minucioso y milimétrico de Manzarek contribuyen a darle forma. Muchos son los cambios de ritmo de la pieza, acertadísimos todos ellos, para acabar la canción en territorio de dominio total de la banda.
En definitiva y resumiendo y sin ser el mejor disco de la banda, para nada me parece despreciable, aunque eso si, quizás sea el que tiene a la vez los mejores momentos del grupo y algún tema de menor importancia metidos a la vez.
En la edición del 40 aniversario dónde hay temas que no se incluyeron en el disco, hay joyas realmente destacables como Who scared you.
Os dejo con el vídeo del tema The Soft Parade.
Como sabes yo beso donde pisan los Doors, pero tengo que decir que si me obligan a quedarme con un disco, no menor, que de eso no tienen, pero que me guste menos que otros, el elegido sería este estupendo The Soft Parade.
ResponderEliminarBuen articulo y buen recuerdo.
Abrazo.
Addison de Witt: Ya sabes que somos dos (y alguno más). Pues hombre, no voy a decir que es su mejor disco, porque no es así, pero este le da mil vueltas a muchos de otros grupos de su generación. Es que con Touch me ahí metido.... madre mía.
EliminarGracias y abrazos.
Este no lo habia visto .
ResponderEliminarOrlando: Si te refieres a que no lo has oído, a por él rápidamente.
EliminarSaludos.