Como dije en su día antes y después de la edición el 13 de noviembre del nuevo álbum de AC/DC, titulado Power Up, el rock and roll también necesita de sus referentes en tiempos de pandemia y aquí está la banda más importante al rescate. La formación sigue siendo la que grabó Rock or Bust hace seis años, es decir, Brian Johnson a la voz (le han puesto unos aparatos en los oídos para su sordera), Angus Young a la guitarra solista, Stevie Young a la guitarra rítmica y coros, Cliff Williams al bajo y coros y Phil Rudd a la batería (arreglados ya sus problemas con la justicia). Y francamente creo que se han superado a sí mismos con un muy buen disco, que suena potente, directo y con nuevos riffs que parecen sacar de alguna chistera mágica, otras nuevas variaciones. Y si hay algo que destaca de este trabajo, es que es tremendamente electrizante, y eso es una señal muy reconfortante para los australianos y para los que somos sus fans. Brendan O'Brien ha sido el encargado de producir el disco, y la verdad que se nota su mano para bien, ha energizado al combo aún más, incluso con la novedad de unos teclados. Las composiciones siguen correspondiendo a Angus y Malcom Young, aunque en el caso del segundo sea un homenaje, ya que en breve se cumplen tres años de su fallecimiento, un detallazo.
Ahora tenemos el vídeo del single Demon fire es una bomba de relojería, con su ritmo abrupto y comandado por las guitarras es una vuelta de tuerca realmente gloriosa, que pedazo de tema que vuelve a traerme a algunas de las mejores fases del grupo en su carrera.
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