martes, 3 de marzo de 2020

Tame Impala - The Slow Rush (2020)


Tame Impala, la banda australiana de Perth liderada por Kevin Parker y hace tiempo también su proyecto personal (porque si ves el bonito libreto del álbum sólo hay fotos de él), ha editado nuevo álbum el 14 de febrero titulado The Slow Rush, con una preciosa portada de arena entrando por las ventanas de una casa. Kevin (con un poquito de ego, la verdad) ha escrito, arreglado y producido el disco en la ciudad donde vive hace un tiempo, Los Ángeles, California. Si se repasa su discografía, sus dos primeros trabajos, cuando eran un grupo donde estaba Nick Allbrock por ejemplo, son maravillosos, una suerte de rock psicodélico donde Pink Floyd, The Beatles de la segunda época y demás influencias nos daban una nueva formación con grandes perspectivas. Llegó Currents, tercer trabajo con un single como Let it happen y se vio que la cosa giraba al pop sintetizado, con toques algo funkies, pero todavía había calidad alta en la mayoría de temas. En este tiempo entre el tercer y cuarto álbum Mr. Parker ha producido los dos últimos y fantásticos discos de Pond, The Weather y Tasmania, esa banda que lidera su ex-compañero Nick Allbrock y que ha alcanzado la excelencia en el pop psicodélico y algo ochentero que practican, y para mi eso ha tenido mucho influencia en este álbum.
Ya por el verano pasado conocíamos un primer adelanto, llamado Borderline, cuya versión en el disco final ha cambiado, reducida en medio minuto y con una línea de bajo más significativa, y nos dejaba claro por donde irían los tiros en este nuevo disco, más pop sintetizado y ausencia total de guitarras, un terreno en el que Pond llevan asentados mucho tiempo. Cuatro años y medio para llegar a algo que ya conocíamos... musicalmente, aunque en el apartado de letras es un compendio sobre el paso del tiempo y las cargas que el pasado va poniendo sobre nosotros.


One more year inicia el trabajo, donde ya desde el inicio un envolvente sonido de samplers y sintetizadores te meten en el tema, el sonido es agradable, y la voz de Kevin como siempre pega de lujo con la melodía, hasta que el tema sin mucha variación se va haciendo algo esperable, artificial y sin mucha alma. Instant destiny mejora la propuesta, una canción con más cambios, más detalles, una melodía más currada y en definitiva, una vez comprendido por donde va el disco, algo más adictivo. Broderline, como decía en la introducción, fue el primer adelanto, con ese ritmo funky claro, y esos teclados saltarines es una canción más alegre y coreable, algo que al señor Parker no se le ha olvidado hacer, aunque cambie la fachada sonora, y destacar esa línea de bajo más acentuada que en la primera versión. Posthumous forgiveness es una plácida balada, un momento de relax y de esparcimiento dentro del trabajo, que introduce el aire ligero que envuelve al disco, a veces demasiado ligero. Breathe deeper es quizás el tema más sorprendente, con un bajo marcadísimo y un aire a Michael Jackson inicial que luego se va perdiendo, para ser una secuencia de la voz de Kevin repetida muchas veces, mientras los sonidos de teclados lo inundan todo. Tomorrow's dust es otra de esas canciones que sin destacar, no desentona en el conjunto del trabajo, quizás volviendo al aire ligero que antes comentaba, aunque se aprecia la presencia tenue de alguna guitarra.
On track vuelve a la balada, pero en onda muy ochentera con ese piano inicial, aunque luego la canción alcanza ritmo en un cambio destacable, con sus subidas y bajadas es un tema majete. Lost in yesterday quizás sea mi favorita, y la que quizás más se pueda parecer al anterior trabajo (aunque digamos que este es un poco el reverso de la moneda de aquel), con un ritmo tremendo, esas ráfagas de samplers que adornan, y un solo de sintetizador que desde luego se emparenta mucho con sus amigos de Pond. Is it true me lleva a la música disco de los años 70 indudablemente, y aquí es a donde va a parar en verdad este trabajo, algo que hace ocho años con Lonerism, ni podías atisbar, increíble. It might be time fue otro de los adelantos que conocí antes de adquirir el disco, y vuelve al tono general de ligereza del álbum, canciones que se escuchan fácil y pasan, sin más. Glimmer es el tema más corto del trabajo y tiene una función de interludio o pasatiempo antes de encarar la última tonada. Y llega One more hour, si esto empezaba con un año más, ahora el concepto temporal cambia a una hora más, una pieza de siete minutos para acabar, y donde por fin aparecen las guitarras, y dices leñe, ¿pero el Señor Parker se acuerda de las seis cuerdas? Pues si, sin duda el tema más rockero, ojo por lo de las guitarras con respecto al resto, pero vamos que es una canción pop que me lleva a los Supertramp de los 70 de cabeza, cosa nada mala por cierto, pero una pieza que alcanza su zenit precisamente con las descargas eléctricas de la guitarra. Es que madre mía, cómo echo de menos un buen par de guitarrazos en este disco... ayyy...


Pues bien, The Slow Rush, para aquellos que esperaban una vuelta a la psicodelia rockera de sus inicios, tendrán un no rotundo por respuesta, mientras los que esperaban una continuación de lo ofrecido en Currents se verán algo recompensados, pero no del todo, ya que este trabajo es bastante diferente, y por decirlo así, carece de un hit que rompa, es más un conjunto uniformado.

Os dejo con el tema Breathe Deeper en el show de Jimmy Kimmel.

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