El pasado viernes 18 de septiembre, la banda madrileña Izal editaba su tercer trabajo largo de estudio, titulado Copacabana, como el primer single que ya adelanté aquí. Es curioso, si uno se para a pensar, lo de esta banda, ya que con sólo dos discos editados en 2012 y 2013 su ascensión fue imparable hasta copar salas, palacios y festivales de todo el país. Y claro, la pregunta saltaba a la vista, ¿qué tiene este grupo que les diferencia de los demás y les hace tan atrayentes? Pues uno, que por fin les vio en directo hace una semana, lo tiene claro, y son varias las facetas, primero y para mi muy importante la voz poderosísima de Mikel Izal, su cantante, guitarrista y líder, que es muy destacada, por otro lado sus letras que siempre dicen cosas importantes, tanto de relaciones entre las personas como de historias que pasan en la vida, y por otro lado la fuerza de una banda compacta, sin fisuras y que suena como un reloj, todo ello con una base fundamental, las canciones, que son las que enganchan al público. Eso si, aquí la evolución de las letras pasa de historias comunes a la heroicidad. Musicalmente no hay una gran evolución, hay detalles, casi siempre acertados, que no rompen la armonía.
Como todo en este mundo, es un grupo que tiene seguidores (muchos) y detractores (siempre los hay), los primeros apaciguan su sed de nuevos temas con el nuevo disco, y los otros dirán que más de lo mismo, pues yo por ahora me incluyo más en los del primer grupo. Y es que esta banda tiene una variante con respecto a otras bandas, y es ese aire folklórico sudamericano que tan bien encaja en muchos de sus temas, a parte de cuidar muy bien las mezclas de sonidos. Ellos lo dejan claro en sus letras, "Caminemos con la frente alta", "Ya no importan lo que digan y menos lo que callen".
El trabajo empieza con un prólogo de menos de medio minuto sin instrumentos, sólo vocal con la voz de Mikel que se dobla con fuerza. Y Copacabana irrumpe con fuerza, una canción que destaca por su gran potencia, su estupenda melodía y su encajada letra, un tema perfectamente rematado, gran single. El baile con una interesante letra (de reafirmación de lo que son), se deja llevar por teclados programados de aire ochentero, pero ahí es donde este grupo mete unos cambios de ritmo que son geniales, y entran las guitarras y resto de instrumentos. Los seres que me llenan con una clara base acústica es una gran canción, con una cuidada letra y que con sus cambios de ritmo consigue momentos excelentes. Oro y humo es una interesante y alegre canción, cuya letra habla de sensaciones, donde los arpegios de guitarra son muy interesantes y el estribillo es adictivo, a pesar de su parada hacia la mitad, luego vuelve a coger fuerza. Pequeña gran revolución es un tema familiar y cariñoso, con una guitarra que conduce el hilo musical desde el inicio, y realmente es una reafirmación de personalidad, con una gran melodía dentro de un muy buen medio tiempo.
Historias de vida y placer con ese teclado con aire a casiotone, me parece un tema acertadísimo, rápido y vertiginoso con una pedazo de letra, de esas canciones que creo en directo se cantarán hasta reventar. En aire y hueso es para mi la pepita de oro del disco, una canción delicada, con una letra tan punzante y a la vez dolorosa, pero también real, y siempre con ese poso de mirar al frente y una fuerza descomunal que irrumpe con el estribillo. La piedra invisible es un tema eminentemente folk, recordando mucho a los dos primeros discos, una buena canción sin duda.
Tambores de guerra es quizás la canción con la letra más analizable, y donde instrumentalmente hay bastantes detalles analizables, aunque la fuerza y los cambios de ritmo se imponen sobre todo. Hacia el Norte es otro tema rotundo, muy efectivo, donde las guitarras corren con sus rugidos, y un ritmo tremendo, otro clásico para directo. Arte moderno acaba el disco con inicio de piano lento, para luego iniciar su crescendo hasta acabar muy arriba, buen final de disco.
Historias de vida y placer con ese teclado con aire a casiotone, me parece un tema acertadísimo, rápido y vertiginoso con una pedazo de letra, de esas canciones que creo en directo se cantarán hasta reventar. En aire y hueso es para mi la pepita de oro del disco, una canción delicada, con una letra tan punzante y a la vez dolorosa, pero también real, y siempre con ese poso de mirar al frente y una fuerza descomunal que irrumpe con el estribillo. La piedra invisible es un tema eminentemente folk, recordando mucho a los dos primeros discos, una buena canción sin duda.
Tambores de guerra es quizás la canción con la letra más analizable, y donde instrumentalmente hay bastantes detalles analizables, aunque la fuerza y los cambios de ritmo se imponen sobre todo. Hacia el Norte es otro tema rotundo, muy efectivo, donde las guitarras corren con sus rugidos, y un ritmo tremendo, otro clásico para directo. Arte moderno acaba el disco con inicio de piano lento, para luego iniciar su crescendo hasta acabar muy arriba, buen final de disco.
Da la impresión como que Izal saca discos todos los días, pero ya han pasado dos años del anterior, aunque su constante presencia en festivales y en prensa y demás, puede hacer pensar que este álbum se ha grabado de forma apresurada, y ya os digo que no, ya que los 12 temas demuestran capacidad compositiva, cero agotamiento y mucho recorrido por hacer todavía.
Os dejo con el tema En aire y hueso dedicado a ella que tan bien la entiende.
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