Pink Floyd en 1971 viene de Atom Heart Mother un año antes, donde ya empiezan a cambiar y a meterse en el rock progresivo o sinfónico y que un año más tarde cerrarán con Obscured by clouds, completando una trilogía no buscada aposta creo, pero que si prepara el camino para los discos referenciales que vendrían en el resto de la década, su época dorada, pero curiosamente éste disco ya muestra algo que su predecesor tenía a ratos y su sucesor muestra en varios momentos, y es una enorme calidad de composiciones y un estilo que les marcará mucho en esa década sideral.
Aquí hay rock, pop, voces dulces y aterciopeladas de todos los miembros de la banda, donde caben arpegios de guitarra, tiempos lentos y rápidos, cantos de hinchas en un campo de fútbol, aullidos de un perro en clave blues, todo ello manejado con una intensidad y empaque sólo a la altura de unos auténticos genios como estos británicos.
En cuanto a la estructura hay signos claros de emparejamiento con el anterior disco, ya que todo gira entorno a un tema central de gran minutaje, arropados en este caso por temas que son la preparación perfecta para lo que viene después. Algo que no sé si mucha gente sabe, es que la portada del disco es la oreja de una vaca desde dentro, algo que también le emparenta con la portada del disco de 1970. A pesar de lo que pueda parecer, sufrieron un pequeño estancamiento en la elaboración del disco, en el sentido de la evolución y saber hacia donde iban, sin ser conscientes totalmente de ello, pero su propio proceso creativo ya estaba cambiando el rumbo, algo que sucedió de forma natural.
Siempre fueron músicos inquietos que buscaban algo más allá, probaban y arriesgaban hasta que todo salía como querían, tanto con innovaciones a la hora de grabar como con el asunto de "como sonaba", siempre muy importante.
El álbum comienza con One of these days, con ese viento que avisa de algo, mientras David Gilmour se hace presente con su guitarra que ruge y suelta Waters la primera nota de bajo. La voz del batería Nick Mason, distorsionada por un amplificador de guitarra, se hace muy presente junto al teclado de Wright. "Un día de estos te cortaré en trozos pequeños" dice la letra. La canción en un increscendo brutal, que va de menos a más hasta romper de manera descomunal, tema hipnótico y obsesivo, clásico en sus directos. A pillow of winds baja el ritmo, es una canción de amor, delicada, llevados de la mano por los arpegios acústicos y el omnipresente slide guitar y la voz melosa de Gilmour. Y llega Fearless, para mi una joya absoluta de canción que se inicia con un pequeño riff de guitarra acústica, para que entre la voz suave de Gilmour, mientras en la lejanía se oyen los cánticos de la afición del Liverpool y su mítico "you never walk alone" que acaban tomando el mando del tema en la parte final, apoderándose del mismo mientras se apaga la música. San Tropez es otra maravilla, joya o perla donde Roger Waters toma los mandos a la voz, para ofrecernos otra canción lenta, con toques jazzísticos, y con una letra que habla de las delicias de esa zona del sur de Francia. Seamus es un blues hecho entre los miembros del grupo y un perro de ese nombre que aulla, donde el slide guitar vuelve a aparecer.
Y después de este relax llega Echoes, en su momento se le daba la vuelta al vinilo, y este tema ocupaba toda una cara entera, la Cara B. Se trata de una obra magna de 23 minutos y medio. El "ping" del inicio más el piano, dan paso a una melodía sin parangón, de las más bonitas jamás hechas. Lo que más impresiona son las voces de Gilmour y Wright cantando juntas que quedan soberbias, dentro de la estupenda melodía. Luego está el trabajo de experimentación llevado a cabo en este caso, pero sobre todo asombra la aportación de cada miembro de la banda, que están al 100% de su rendimiento, una canción de grupo completamente. Hay varios pasajes de esta pasada de canción que me siguen haciendo levitar, sobre todo cuando el tema coge ritmo, es realmente interesante experimentar esa sensación que te traslada a otro sitio, a otro lugar, a otra dimensión.
En definitiva, un disco para mi fundamental del grupo británico, dónde en su proceso de experimentación paren alguno de los mejores momentos musicales de su carrera. Curiosamente las canciones más lentas y diferentes, por primera vez si le dan un empaque al álbum del que carecían sus antecesores.
Este texto fue escrito por mi para Exile SH Magazine y ahora reposa en mi espacio.
Os dejo con el tema Echoes interpretado en Pompeya.
No se me ocurre otra cosa que decir que: "Ya no se hace música como ésta". Menuda pasada de disco. Brutal. Me alegro de que lo saques a relucir.
ResponderEliminarUn abrazo!
Evánder: Qué discazo brother, y está claro que ya no hay discos de este calibre, totalmente conforme.
EliminarAbrazos.