Como llevo diciendo un tiempo, el californiano Nick Waterhouse editó nuevo álbum el 1 de abril titulado The Fooler, el que es su sexto disco de estudio. Según la nota de prensa el disco es una mezcla de despedida y recuperación de una versión pasada de la existencia de Waterhouse, ambientado en una ciudad que es parte sueño, parte realidad y parte potencial, un lugar embrujado por la música, lleno de singles producidos por artistas como Bert Berns o publicados por sellos como Scepter, Wand, Atlantic y Verve y escuchados en juxboxes de lugares icónicos de San Francisco, Tosca, Specs y Trieste en North Beach. Grabado por Mark Neill en Valdosta, Georgia, el trabajo es una especie de ciclo de canciones. Desde la salida de Promenade blue hace dos años y ampliamente aclamado, Waterhouse se mudó de California a Francia, terminó una relación de largo tiempo y encontró un nuevo y emocionante impulso creativo que se ve en este disco.
Han salido ya algunos adelantos, pero primero hablé del tercero, Late in the garden, un precioso medio tiempo con una melodía de las que enganchan. Uno de los primeros adelantos fue Hide and seek, con un ritmo casi navideño y unos coros femeninos muy interesantes, y aire vintage por supuesto donde nos describe rincones ocultos. Casi a la vez hace como cosa de un mes, salía el tema que daba título al disco The fooler, un medio tiempo de aire muy clásico, una delicia de composición. También hablé de (No) Commitment, con un aire cincuentero y vintage evidente, una gran canción. Ahora lo hago de Play to win, una delicia compositiva de melodía soberbia, cantada de lujo por Nick con coros femeninos souleros brutales y una sección de vientos de caerse de espaldas.
Os dejo con Play to win.
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