jueves, 5 de enero de 2017

Radio Futura - La Ley del Desierto, La Ley del Mar (1984)


En el año 1984 Radio Futura centra el rumbo, se deshace de todo lo que significó Música Moderna, y en cierto sentido reniega de ello, ya no están Javier Pérez Grueso ni Herminio Molero y se une al núcleo duro que componen los hermanos Auserón y Enrique Sierra, el batería Carlos Solrac Velázquez. Como puente o transición en esos 4 años, estuvo el single del final de su relación con Hispavox, aquella maravilla llamada "La estatua del jardín botánico" en 1982. Pero, este trabajo no es una ruptura total con la onda nuevaolera que traían del anterior disco, ya que suena de su época totalmente, pero eso si, el tema de las letras ya se cuida más, mientras los sonidos, a parte de mejor producidos, amplía la gama de referencias, y por ahí andan Bowie, los T-Rex (que ya venían de antes) o los propios Talking Heads. A la vez, también empieza a estar el germen de lo que sería más adelante su seña de identidad, el rock latino fusionado como ellos lo entendían, que en algunos temas ya se hacía notar, como explicaré más adelante.


Este nuevo trabajo era bajo el sello Ariola, y parecía como la última oportunidad de una banda que había empezado en el mundillo sin tener claro su hueco, y que por circunstancias, no había terminado de definirse, algo así como un último cartucho que había que aprovechar, ya que el público no acababa de hacerse con la banda, pero evidentemente fue el grupo quien con éste trabajo dio un golpe definitivo en la mesa, dijeron aquí estamos y somos esto, eso si, acompañado de canciones abrumadoras, algo que me parece fundamental. El aire arabesco que tiene el trabajo también se deja notar a lo largo de los temas.
También ayudó en esa época la aparición del vídeo-clip y como no que Santiago Auserón estuviera inmerso en un programa como La Bola de Cristal (en aquellos años solo había dos canales de la televisión estatal), que duró desde 1984 a 1988 y que culturalmente tanto echamos de menos en la actualidad. 


El disco tenía dos caras bien diferenciadas, por una lado la Cara A del vinilo era La ley del desierto, de tono árido aparente, con letras más oscuras e introspectivas y que empezaba con Tormenta de Arena con esa percusión electrónica y metálica, guitarras y en cuya letra hay espectros, desierto, estatuas de sal, etc... Hadaly es elegante y preciosa, y donde Santiago canta de vicio, es un medio tiempo fantástico, yo la definiría como una balada al estilo de la banda en ese año, un oasis en medio del desierto con esa letra que dice "Me enloquece la insinuación de tu gesto eléctrico y me abruma el roce exacto de tu piel". Llega Escuela de Calor, estandarte no sólo de esta cara del álbum, sino de la banda a partir de ese momento, y un himno de la música española y de la llamada "movida madrileña" claro, con un redoble de batería inicial realmente brutal (para los Dj's como yo es una locura cuando la pinchas), y donde aparece ese rock latino, fusionado como más adelante explotarían a saco, un caso de estribillo arrítmico que triunfó ( y lo sigue haciendo), otra innovación fue que el vídeo era cosecha propia del grupo. El corolario de la versión instrumental sobraba algo, pero en aquella época era muy frecuente. Cierran esta cara dos temas muy favoritos míos, Historia de Play-Back con un bajo maravilloso de Luis Auserón, mientras la guitarra de Enrique Sierra juguetea y va por aquí y por allí, elegante y refrescante canción donde la letra lo vuelve a bordar cuando dice "alguien dicta en la sombra y tu solo mueves los labios". Acaba la cara con La Ley, una canción de sección rítmica potente, ritmo juguetón y que acaba con una mezcla de guitarras psicodélicas brutales, antes de que Santiago haya cantado de lujo otra vez. 
La segunda cara es La Ley del Mar, que para mi es algo inferior en calidad a la primera, y que empieza con el tema En Portugal, con ese bajo de Luis onduleante, una letra y música oscuras, una canción difícil, con la incorporación de percusiones y bongos. Oscuro affaire es muy favorita mía, donde la voz histriónica de Santiago es espectacular, el bajo de Luis muy presente y la guitarra de Enrique vuelve a destacar, otro tema oscuro, pero en este caso de brillante interpretación, que en el fondo tiene un ramalazo punk, y esa letra que dice "vestiré como un dandy, daré largos paseos y pensaré en los detalles de mi próximo plan". La Secta del Mar es una canción que se queda como transición melódica, un medio tiempo algo insustancial. Un africano por la Gran Vía destaca otra vez con el bajo que ronronea de Luis, pero es simpática y con estribillo claro, cuya letra habla de aquellos primeros negritos que venían en los años 80 a Madrid. El nadador, canción muy denostada, a mi me gusta, es crepuscular, de letra psicodélica y con unas guitarras que me encantan, emparentada con aires a Carlos Berlanga por su elegancia. Pero claro, el último tema de esta cara y del álbum es una obra maestra, Semilla Negra, y aquí si que la fusión latina alcanza su máxima expresión, y será la base en la que la banda trabajará en los siguientes trabajos, canción adictiva por su letra, su sonido que engancha desde el inicio con el ronroneo del bajo, con esos adornos de congas y ritmos soneros cubanos, que se te va metiendo de tal forma que ya no te abandona, una obra maestra en si misma cuya letra empieza "ese beso entregado al aire es para ti, fruta que has de comer mañana, guarda la semilla porque estoy en él y hazme crecer en una tierra lejana".


En definitiva, un disco seminal del pop-rock español, y que sirvió a la banda para definir lo que quería hacer, y sobre todo dejar claro al público de que iba su rollo, con lo que su aceptación subió muchísimos enteros hasta dispararse, a partir de aquí no habría pasos en falso. Innovadores, rupturistas y abriendo nuevas vías, y siendo diferentes al resto de bandas.

Os dejo con el tema Semilla Negra.

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