Bob Dylan editó su vigésimosegundo álbum de estudio en 1983 titulado Infidels. Venía de su conversión al cristianismo y la grabación de tres discos con temas evangelistas, para aquí volver al rock, y para el que volvió a reclamar a su amigo Mark Knopfler, que ya había grabado con él Slow train coming cuatro años antes. Knopfler no sólo toca guitarra, también produce el disco, y fue un relanzamiento de la carrera del de Minnesota. Mark sugirió la inclusión de su teclista en Dire Straits, Alan Clark y a Neil Dorfsman como ingeniero de sonido, además de contar también con Mick Taylor durante las sesiones de grabación y con quien Dylan estableció buena amistad. Dorfsman finalmente fue descartado, ya que Bob quería a unos productores de reggae como Robbie Shakespeare (bajo) y Sly Dunbar (batería), mientras el otro teclado era para Benmont Tench (de los Heartbreakers de Tom Petty). Grabaron en New York y es un buen disco, del que hoy destaco el tema License to kill, un buen medio tiempo que cerraba la primera cara del vinilo.
Os dejo con el tema y vídeo de License to kill.
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