De un tiempo a esta parte, parece como si en los últimos años hubiera una cascada de muertes dentro del mundo de la música, que están sucediéndose unas detrás de otras sin solución de continuidad. En este aspecto todo comenzó más o menos con Lemmy Kilmister, líder de Motörhead que se iba el 28 de diciembre de 2015, que muchos pensamos en la inocentada al inicio, pero no, a los 70 años nos dejaba un icono absoluto. A partir de ahí se sucedieron David Bowie el 10 de enero de 2016, Glenn Frey de los Eagles ocho días después del Duque, Black el 26 de enero, Paul Kantner de los Jefferson Airplane el 28 de aquel fatídico mes, Prince el 21 de abril de ese mismo año... En 2017 la cosa no mejoró ni mucho menos, el 18 de marzo se iba Chuck Berry a los 90 años, luego la extraña muerte de Chris Cornell el 18 de mayo de aparente suicidio aunque no está aclarado, después su amigo Chester Bennington cantante de Linkin' Park el 18 de julio, en circunstancias extrañas también, Tom Petty el 2 de octubre y Malcom Young de AC/DC el 18 de noviembre pasado... y ahora volvemos al nefasto mes de enero y ayer salta la noticia de que la cantante de The Cranberries, Dolores O'Riordan muere de manera inesperada y fulminante en Londres donde estaba para unas pequeñas grabaciones en el estudio.
The Cranberries pegó el bombazo en 1994 con su tema Zombie, incluido en No need to argue, pero antes se habían formado en 1989 en Limerick, Irlanda, de donde eran todos sus miembros, con Niall Quinn como cantante inicial al que luego sustituyó definitivamente Dolores. Su primer disco fue editado en 1993 que llevaba por título Everybody else is doing it, so why can't we? donde había un buen puñado de temas y en concreto uno, llamado Dreams que se convertiría en mítico y un himno absoluto con el tiempo. Pero era evidente que este grupo aportaba algo que hasta ese momento digamos era distinto, una cantante con una voz extraordinaria que se elevaba por encima de las guitarras del grupo en las canciones más rockeras y que encajaba de lujo en las más poperas y melódicas. Dos discos más en la década de los 90, particularmente Bury the hatched de 1999 me parece su mejor disco, el más completo, y en 2001 llegó Wake up and smell the coffee, un trabajo que supuso su posterior separación, aunque volverían a juntarse una década después para editar ya en 2012 su álbum de regreso, aquel Roses. Entre medias Dolores editaría dos trabajos en solitario en 2007 Are you listening? y en 2009 No Baggage. Lo último de la banda fue el año pasado un disco titulado Something else, donde revisaban de manera acústica sus éxitos. Ella no sólo cantaba, era la escritora de la mayoría de las letras.
Mucho he escuchado y leído desde ayer sobre los problemas personales de Dolores, el abuso que sufrió por un vecino, sus problemas de anorexia y su al parecer trastorno bipolar, sin saber si todo eso junto ha podido provocar su fallecimiento repentino, lo que si está claro es que se nos va una voz femenina asociada a los años 90 realmente importante y que nos seguimos quedando huérfanos de grandes músicos.
En homenaje pongo dos canciones que me encantaban de The Cranberries, primero inevitable el Dreams de 1993.
Y por otro aquel temazo que era Promises de 1999 del Bury the Hatched.
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