El 21 de mayo de 1979, Dire Straits edita Communiqué, su segundo trabajo de estudio, después del éxito que tuvo su primer álbum homónimo, que les abrió puertas en Europa, más tarde las de Estados Unidos, incluso en Australia y Nueva Zelanda. Pero en aquella época, la banda no paraba de dar conciertos, ya que todavía vendía mucho el primer disco, y eso si, se incorporaban al setlist las canciones del segundo trabajo, haciendo los shows más largos y con más temas. No olvidemos que por aquel entonces el punk seguía en pleno apogeo y extendía su influencia a todo el mundo cultural de Occidente y otras bandas como The Police o Roxy Music estaban también en momentos espléndidos de sus carreras. Es por esto, que en el final de 1979 el grupo acabara exhausto y decidiese parar para descansar, cosa que a la vez empezaría a dejar entrever las primeras distensiones en el seno de la banda por parte de David Knopfler, cuyo cansancio iba más allá de la mera resistencia, se trataba de un acto de rebeldía ante el creciente status del grupo y la presión que empezaba a generarse sobre el mismo, asunto que incomodaba al hermano de Mark, ya que no paraban de currar con un desgaste excesivo, casi esclavizados.
Pero centrándonos en Communiqué, se trata de un disco al que yo adoro por multitud de razones (fue mi primer vinilo, entre otras), fue un paso adelante, cualitativamente hablando, en la carrera del grupo. Es increíble como en este disco, sin perder la sencillez y la precisión del primero, incluso en materia de presencia y diseño, es un álbum donde hay gran madurez estilística, pero además, y por si fuera poco, hay una gran cantidad de buenas... no, excelentes canciones, que al final, por lo menos a mí, es lo que me importa.
Primero llama la atención la portada, donde sobre un fondo azulado, aparece un sobre de carta de forma rectangular, sobre el que se sobreimpresionan motivos poéticos o pictóricos como la luna en cuarto creciente, una playa sobre la que se adivina un velero y un solitario caminante sobre la orilla del mar. Se trata sin duda de una portada original y de clase, muy de mi gusto.
Como no puede ser de otra manera, la portada es una invitación de lo que te vas a encontrar en el interior, en los surcos del vinilo. Y ahí se desata la grandeza, ya desde los primeros acordes de la guitarra de Mark, que dibujará posiblemente muchos de los momentos más mágicos, que aún hoy sigo disfrutando.
Abre la joya Once Upon a time in the west, un título sugestivo y lleno de referencias cinematográficas, desde los míticos westerns de John Ford o Howard Hawks a los más sofisticados de Sam Peckimpah o Sergio Leone (con el que se emparenta el título de una película del director a este tema). La guitarra de Mark Knopfler con esa nota suspendida típica suya empieza el deleite, para poco a poco entrar el sonido marca de la casa, y desgranar una letra donde se describe una historia desde diferentes puntos de vista (antes no realizado), lo que hace que se gane en riqueza, ya que al final es una comparativa entre la vida urbana, la vida callejera de la macro-urbe y la del salvaje oeste. Seguimos con News, una canción de pretensiones menores, pero que consigue su objetivo con creces, pero a mi siempre me pareció una joya descomunal, con ese tono sombrío, donde el bajo de John Illsley es una obra de arte y la batería de Pick Whiters se erige en protagonista, y además en la letra se nota el impacto sufrido por una noticia leída en la TV o el periódico, y se toma desde la introspección causada en un individuo, algo que es perfectamente aplicable al día de hoy, del como nos afecta el mensaje que nos hacen llegar y cómo nos llega. Y aparece un momento sublime, el tema Where do you think you're going?, donde para mi, se define el estilo del grupo, musical y poéticamente hablando, donde el ritmo de las guitarras es simplemente maravilloso acompañado de la sección rítmica, y del incresendo fantástico de una canción que explota, mientras en la letra se expone una conflictividad relacional y comunicativa de la pareja amorosa, hasta el ofrecimiento de una invitación comprometida, aunque no sea un salvoconducto de seguridad eterna. Communiqué cierra la primer cara, quizás el único tema menor del disco, sin ser una mala canción, palidece ante el resto y puede ser considerada de segundo orden, ya que esa reafirmación filosófica personal del autor es válida, pero en esta ocasión la música no acompaña, y se vuelve una canción algo repetitiva, a pesar del aporte de unos teclados saltarines. Canción que ahonda en el problema de la comunicación.
La segunda cara del vinilo la abre Lady writer, y el nivel sube exponencialmente mucho, un tema inmediato, directo, rápido, vertiginoso, juvenil, donde la guitarra de Mark es un auténtico desfase, va, viene, sube, baja y suena de vicio, además de hablar de una escritora que aparece en la TV donde habla de su obra, de su libro y de si misma, pero Knopfler y su mirada están repletas de ironía y cinismo. Angel of Mercy es un tema influenciado por el Dylan de la época mística, donde se habla de caballeros armados, recompensas del cielo y dragones de media noche, todo ello para llegar a una declaración amorosa, en la que reclama a la partenaire algo más que la condición de simple amante (Ángel misericordioso o de la felicidad), y musicalmente con cambios de ritmo preciosos y coros de tonos altos. Portobello Belle es una delicia en si misma, donde Mark nos describe una típica estampa londinense del mercado de Portobello, que a la vez nos enseña un paisaje humano, y se hace una comparativa con el mundo ambulante, además de ser una preciosa balada folk, con un estribillo maravilloso. Single handed sailor es un tema para el explallamiento de Mark Knopfler a la guitarra, con la base de la historia de un marinero manco que sale a navegar en la oscuridad, de hecho una canción que se emparenta mucho con la portada. Y acaba el álbum con una canción que me estremece, Follow me home, una pequeña gran joya que se inicia con sonido de olas de mar y alguna fiesta en la playa (ecos de J.J. Cale transplantados a Inglaterra) y que cuya letra se emparenta con el tercer corte, pero donde aquí se da una respuesta concisa a la situación antes planteada, y donde musicalmente se trata de una canción crepuscular, con guitarras humeantes y estribillo que seduce a saco. Aquí es donde se nota que el disco se grabó en Nassau, Bahamas.
Un excelente disco, donde la producción de Wexler y Beckett es pulcra, acorde y respetuosa con la creatividad y personalidad enorme de la banda en ese momento. Un compendio de temas inigualable, y un estilo que a día de hoy me sigue volviendo loco.
Os dejo con el tema Follow me home interpretada en el Rockpalast de 1979.