Como dije aquí hace un mes y algo, la banda británica Arctic Monkeys liderada por Alex Turner, editará su nuevo y séptimo álbum de estudio titulado The car el 21 de octubre del presente año. Hablamos de una formación cuyos cinco primeros discos eran de buena factura, siendo una sorpresa agradable allá por 2005, y teniendo una evolución en continuo ascenso hasta la explosión con su auténtica obra maestra en 2013, aquel magnífico AM. En 2018, después de la segunda aventura de Turner con Miles Kane en The Last Shadow Puppets, vino Tranquility Base Hotel & Casino, un trabajo que para mí particularmente supuso un bajonazo en todos los sentidos, nivel de las composiciones, evolución nada satisfactoria y una sensación de disco plomizo e insulso realmente abrumadora. Pues bien, el primer vídeo y tema que escuché del nuevo álbum, There'd better be a mirrorball, iba por los mismos derroteros del anterior para desilusión de muchos, una auténtica pena, ya que esta formación había demostrado que tenían muy buenas maneras, un tema lento, aburrido y con el que particularmente no engancho (como me pasó con el disco anterior). Mi esperanza remota era que el disco tuviera canciones distintas y en alguna volvieran a temas con más ritmo como antaño, pero su segundo single Body paint no solo no va por ahí, si no que remarca con mayor rotundidad que lo del anterior trabajo es su nueva línea, que a mí particularmente me aburre mucho. Body paint no es una mala canción, con su melodía pausada, su piano y Alex cantando muy bien, pero al minuto de escucharla ya sé que no hay cambios ni los habrá en el resto del minutaje, y me invade esa sensación de pereza que tan poco me gusta cuando escucho música. Si la gira de este trabajo se va a basar en tocar los nuevos temas y los del anterior disco, la fumada en sus conciertos puede ser de las históricas. Y ahora viene el tercer adelanto, I ain't quite where I think I am, quizás el tema más movidito de los tres, pero realmente es un medio tiempo, en el que bueno, no hay una mala canción, pero vamos que tampoco es para volverse locos.
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