Como dije allá por el principio del verano, el 10 de junio de este 2022 salió a la luz el nuevo álbum de la banda británica Kula Shaker, comandada por Crispian Mills, con el título de 1st congregational church of eternal love and free hugs, seis años después de su anterior buen álbum, aquel K 2.0. Se trata de 15 nuevos temas, que la banda define de esta manera: "Han pasado tantas cosas desde la última vez que el Rey se despertó y salió a luchar contra las fuerzas de la oscuridad suprema y este mundo nuestro parece casi irreconocible. Si 2021 era algo por lo que pasar, 2022 promete un gran viaje. Abróchate el cinturón para un momento de cambio masivo, agitación global y renovación del alma, qué decir de un nuevo álbum de Kula Shaker, conciertos emocionantes y un gran hosanna para empezar".
Recordemos que Crispian se quedó muy marcado por aquel viaje a la India que hizo en los 90 y hay cosas que ya las tiene para siempre, y su rock psicodélico sesentero sigue vigente.
The once and future king fue el primer single de adelanto, que se inicia lento y acústico que tiene crescendos, su momento guitarrero y su onda hindú como no podía ser menos. Luego tuvimos la pieza After the fall, Part. 2 & 3, una composición tremenda con cambios de ritmo, arreglos brutales y un desarrollo magnífico y cierto tinte western. Más tarde llegó Burning down, que empieza tranquilo para luego ir a más con un riff potente de guitarra destacado. Más tarde vino Hometown, con tintes beatles y una melodía muy atractiva, muy buen tema. Luego vino el turno de Gingerbread man, otro buen tema en el mejor estilo de la banda, siguen siendo muy buenos en lo suyo y cuyo título se refiere a la galleta de navidad que tiene forma de hombre muy típica en norteamérica. Más tarde llegó otro de los singles, Whatever it is (I'm against it), pieza que me recuerda mucho al estilo guitarrero de la banda en los años 90. También escuchamos Farewell beautiful dreamer, con fanfarria y vientos, coros y varias voces. Y ahora hablo de Where have all the brave knights gone, con guiño en el título a The Kinks, pero musicalmente un medio tiempo delicioso de factura impecable.
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