En 1998 la banda mallorquina Sexy Sadie edita su segundo disco largo, It's beautiful, It's love, después de un primer Ep de 8 temas en 1994 y un primer álbum largo en 1996, mientras ese Onion Soup fue luego triturado por Big Toxic en 1997, innovando mucho la escena musical de aquel momento, pocos entendieron un riesgo así, pasar por la turmix de un Dj electrónico un disco de rock and roll.
Primero situemos al grupo en ese instante, ya que Miki Serra, miembro fundador acaba de dejar el grupo, y los tres miembros originales restantes, Jaime García Soriano a la voz y guitarra, José Luis Sampol al bajo y Toni Toledo a la batería, se embarcan en la realización de un disco que será clave en su carrera. Ante todo se trata de un trabajo de paleta variada, muy colorista (no sólo en la portada sino en la música) y con unas tremendas composiciones. El disco fue producido por Joaquín Pascual, pero hay que decir un dato muy importante, y es que en la grabación del disco estuvo como guitarra y en labores de producción Fernando Pardo, que incluso llegó a formar parte de Sexy Sadie en algunos conciertos de presentación del trabajo, hasta que entró Miquel Pinti como guitarra solista en la gira, aunque ya había grabado la cara B del primer single, la versión de Sexy Sadie de los Beatles. Por otro lado la inclusión de cuarteto de cuerda en varios temas, aporta una madurez a las composiciones realmente brillante.
Se trata de un álbum que yo machaqué (y muchos amigos míos) hasta la saciedad en aquel final de siglo XX, y que cada vez que lo vuelvo a poner me sigue pareciendo que pasa muy bien el tiempo, lo que da fe de que estamos ante una obra capital hecha en nuestro país.
I'm the brain empieza el disco donde siguen estando los Sexy Sadie más ácidos y guitarreros de su primer época, un comienzo por todo lo alto y un tema que para mi define su propio sonido en esa época. A brand new world es en ese momento una novedad en la banda, ya que se meten de lleno en el terreno pop y muy colorido, hasta diría que con un tono hippie, pero cuidado se trata de un tema excepcional, con puente y estribillo preciosos. You know that's the way I like it es un momento cumbre del disco, tema perfecto de principio a fin, tanto por el tratamiento de las guitarras, como la introducción de cuarteto de cuerda en su justo momento y un estribillo muy coreable y claro para directo, un hit, y para mi gusto un triunfo de la banda en el nuevo sonido que querían tener, evolucionando a la perfección. Needle chill vuelve al tono guitarrero de su primera época, de hecho se trata de un tema anterior de 1996 que incluyeron en la banda sonora de Cuernos de Espuma, y que aquí la regrabaron para el disco y pegaba perfectamente, oscuridad, guitarras profundas y un estribillo adictivo. Stay behind me fue el single, donde colaboraba Nawja Nimri, una canción muy sensual, atractiva, y cuyo empaste de las dos voces de Jaime y Nawja era realmente impactante, pop-rock de altos vuelos. Days of love sigue con el nivel muy alto, comienzo tranquilo con la voz hasta la entrada del bajo y esa melodía tremenda cuyo momento álgido es la entrada de esa guitarra cruda y tajante que ya desata la locura, uno de mis temas favoritos de siempre. Satellites cerraría la primera cara, tema que cuenta con Adela Peraita, cantante de Sunflowers (otra banda mallorquina activa en esos años), como voz invitada, otra canción pop deliciosa, medio tiempo fresco, hippie también y muy colorista de nuevo.
Y vamos con la segunda parte que comienza con May, tema que cambia completamente el discurso del disco hasta ese momento, un tema de ritmo medio y que va bajo mi punto de vista de menos a más, para acabar siendo un derroche de facultades del grupo, esta canción en su día me ganó con las escuchas, y esas guitarras gloriosas de la segunda parte de la canción. Join us vuelve al lado más rockero e indómito de la banda que todavía seguían teniendo lógicamente, gran ritmo y resolución en una canción apasionante. Sweet life fue la colaboración de Big Toxic en el disco, un tema relajante (el más tranquilo del álbum), que demostraba la perfecta sincronización que tuvieron en esa época. Y a partir de aquí el disco solo irá subiendo y subiendo, comenzando con My bike, que sería ya un tema emblema del grupo en todos sus directos, una canción soberbia en ejecución, cambios de ritmo y por lo que transmite, además de incluir en su fraseo el título del disco, rock de alto copete. En Hanging Lights la utilización del cuarteto de cuerda se extiende y pasa a formar parte del tema, no solo en un momento, sino de toda la canción, una delicia compositiva, de tono clásico pero con su parte rock claramente representada, otro momento irrepetible del trabajo donde las guitarras gimen con furia. Bye Bye! es una canción tan simpática, buenrollera y alegre que lo único que no cuadra es su título porque es una despedida y eso suele ser triste, maravilla con estribillo coreable y muy adictivo. The Tripper es el tema instrumental que acababa el disco, una gozada casi de jam session, pero que se coló en el álbum muy acertadamente y ampliando aún más si cabe la paleta del brutal álbum.
En definitiva un trabajo que ha cumplido 20 años, con una reedición en formato vinilo que recomiendo encarecidamente y una banda a la que echo de menos muchísimo, y cuyo gusanillo mato cuando de vez en cuando se vuelven a reunir, como dentro de pocos días.
Os dejo con A brand new world y su vídeo.
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