La banda británica The Cult visitaba la capital de España en la noche de ayer, presentando su último y buen trabajo de estudio Under the midnight sun del año pasado. Los prolegómenos no fueron los mejores, unos precios de camisetas del grupo en el tenderete que oscilaban entre 45 y 55 euros las más baratas, no era lo esperado, y por si fuera poco una artista de cuyo nombre no quise saber nada hizo de telonera, cuando realmente se podía haber quedado en su casa y eso es lo mejor que puedo decir de ella. Afortunadamente la salida del grupo británico relanzó la noche, a la vez que en las afueras atronaban los rayos y centellas y el cielo de Madrid descargaba una tormenta furiosa. Y atronadora fue la salida de The Cult, que despacharon un concierto basado en una gran parte de éxitos antiguos, además de diseccionar un poquito su último trabajo.
Ian Astbury estuvo como siempre soberbio a la voz (con sus peleas con las panderetas), secundado por un Billy Duffy excelso como siempre a las guitarras, John Tempesta a la batería formidable, Charlie Jones al bajo sin fallos y Mike Mangan a los teclados. Una formación de quinteto robusta y que dio un recital absolutamente portentoso y de mucha calidad. Sonaron del último trabajo Vendetta X y Mirror, mediado el concierto, pero el repaso a viejos clásicos fue incesante, como Spiritwalker de su primer disco Dreamtime, Rain, Phoenix o She sells sanctuary de su segundo disco Love (maravillosas), las fabulosas Wild flower, Lil' devil, King Contrary man, Aphrodisiac Jacket, Love Removal Machine o Peace dog (estas dos últimas fueron los bises) del Electric de 1987 (disco más recordado y aclamado), Sun king o Sweet soul sister (qué momentazo) del Sonic Temple fueron brutales, el single The witch de la película Cool world o Rise (que comenzó el concierto) del disco Beyond Good and Evil completaban el repertorio bestial.
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