George Harrison editó en 1979 un disco de título homónimo de una factura impresionante. El Beatle tranquilo después de comenzar su carrera solista a todo trapo, tuvo momentos bajos, entre su separación de Patty Boyd, el maltrato de la prensa, y su caída en el alcohol y la cocaína, recondujo su propia nave a finales de 1976. Empezó entonces a componer y grabar el disco que no saldría hasta 1979, en el que colaboraban Steve Winwood, Eric Clapton y Gary Wright.
Andaba disfrutando de su relación con su mujer Olivia Arias, y estaba feliz, incluso publicó su biografía "I me mine" que no gustó nada a John ya que salía citado muy pocas veces.
En este trabajo había temas estupendos, el Not Guilty, uno de esos temas que los Beatles dejaron siempre fuera de los discos, Faster dedicada a Niki Lauda (era un fanático de la Fórmula 1) o el primer single, Blow away, una canción de corte pop, de esas que George hacía como churros con estribillo pegadizo y voz suave. Pero el tema que comenzaba el disco era Love comes to everyone, que fue el segundo single, un medio tiempo en el estilo característico de George, una melodía preciosa y gran estribillo.
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