Lo llevo diciendo más o menos desde el mes de marzo, justo cuando vino el confinamiento y un álbum que estaba previsto para su edición el 1 de mayo se retrasó hasta el 17 de julio, aunque finalmente salió y así lo llevo disfrutando desde entonces. Es un extraordinario trabajo, este undécimo de estudio y que desde luego se caracteriza por canciones inmediatas, redondas y al grano. Producido por Stephen Street, el disco ha sido compuesto por Hynde y su guitarrista actual James Walbourne, y recuerda a los mejores y primeros Pretenders con canciones cortas y dulces de rock and roll, mientras las letras parecen centrarse en las relaciones amorosas que como Chrissie explica "pueden ser similares a las adicciones a las drogas".
Las canciones tienen mucho poderío y a Chrissie Hynde se la nota dulce y muy poderosa en la voz, algo que confiere a los temas una pegada tremenda. En muchos momentos consiguen trasladarme a los primeros compases del grupo allá por 1979-1980.
Aparte de Chrissie Hynde a la voz, guitarra y armónica y James Walbourne a la guitarra, voz y teclado, completan la formación actual Nick Wilkinson al bajo, Martin Chambers a la batería y el productor Stephen Street con teclados adicionales y percusiones.
Comienza el álbum con Hate for sale como si fuera una toma falsa, para luego arrancar y desatar una furia rockanrolera de alto voltaje, y esa voz de Hynde tremenda y adictiva, un comienzo por todo lo alto. The Buzz es un medio tiempo de gran melodía y cuya escala inicial de la guitarra en su acorde me lleva inmediatamente a su primer single Kid del 79, aunque luego los tiros van por otro lado. Seguimos con Lightning man que me resulta especialmente atractiva, con un ritmo que navega entre el rock y el reggae, es un medio tiempo de gran factura y cuyos cambios de ritmo son acertados. Turf accountant Daddy vuelve al rock and roll en estado puro y me vuelve a recordar a esos primeros compases de la banda. You can't hurt a fool es un baladón en plan crooner de Hynde que es la absoluta protagonista.
I didn't know when to stop regresa al rock and roll de manera brutal, con grandes cambios de ritmo y esa fusión de guitarras y armónica que es espectacular. Y llega mi momento del disco con Maybe love is in NYC que habla precisamente de que su amor quizás está en Nueva York, aunque cita otras ciudades como Barcelona, Honk Kong, etc., tremendo tema con un solo de guitarra brutal y donde Hynde canta como si tuviera 20 años, eternamente joven. Junkie walk se inicia con un riff de guitarra algo pesado y machacón hasta que llega la voz de ella y todo lo encauza, otra joya. Didn't want to be this lonely es la canción más alegre del trabajo, a medio camino entre el rock y el rockabilly. Cryin in public cierra el disco colocada perfectamente, la más lenta de ritmo, con inicio de piano en plan garito a su hora de cierre, que incluso contiene arreglos de cuerda.
I didn't know when to stop regresa al rock and roll de manera brutal, con grandes cambios de ritmo y esa fusión de guitarras y armónica que es espectacular. Y llega mi momento del disco con Maybe love is in NYC que habla precisamente de que su amor quizás está en Nueva York, aunque cita otras ciudades como Barcelona, Honk Kong, etc., tremendo tema con un solo de guitarra brutal y donde Hynde canta como si tuviera 20 años, eternamente joven. Junkie walk se inicia con un riff de guitarra algo pesado y machacón hasta que llega la voz de ella y todo lo encauza, otra joya. Didn't want to be this lonely es la canción más alegre del trabajo, a medio camino entre el rock y el rockabilly. Cryin in public cierra el disco colocada perfectamente, la más lenta de ritmo, con inicio de piano en plan garito a su hora de cierre, que incluso contiene arreglos de cuerda.
Un disco que sinceramente me lleva sorprendiendo positivamente desde hace 6 meses que escuché su primer single y que luego ha corroborado todo el trabajo, que he reventado este verano escuchándolo en el coche.
Os dejo con el tema I didn't know when to stop.
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