El 5 de abril se editaba el tercer artefacto sonoro de esta superbanda australiana liderada por Dom Mariani, Datura4, con el título de Blessed is the boogie, toda una declaración de intenciones. Llevo todo el año escuchando el disco, y estará muy arriba en mi lista a final de año, pero fue la actuación de anoche en Madrid de la banda, la que me impulsa definitivamente a hablar de este disco. Y es que siempre lo he dicho, cuando una banda hace una propuesta en estudio tan alucinante, si luego la defiende en directo con maestría, como fue el caso ayer, me tienen ganado, y eso viniendo de un musicazo como Dom Mariani, que nunca se junta con torpes, es victoria segura amigos. La formación sigue siendo Dom Mariani (The Stems, Someloves, DM3, The Majesitc Kelp, etc...) que canta y toca guitarra solista, Stu Loasby (Jack and the Beanstalk, The Majestic Kelp,...) al bajo y Warren Hill (The Drones, The Volcanics,...) a la batería, más la incorporación de Bob Patient a las teclas. Greg Hitchcock ya no está en esta tercera grabación.
Aquí hay psicodelia, blues rock y boogie rock, pero llevados por unos caminos realmente excelentes, y donde caben referencias tales como la psicodelia de finales de los 60, el blues rock de los 70 y ese boogie rock, que gente como los primeros AC/DC de Bon Scott bordaban. Pero claro el blues es la base de todo, no en vano, el título de su primer álbum era Demon Blues.
Abre el fuego Black Dog Keep Running, con esos riffs de guitarra setenteros, no demasiado complicados, pero que con un gran empaque y un poco de macarrismo, funciona a la perfección. Blessed is the boggie da título al disco y con toda la razón, boggie rock de altos vuelos de estos veteranos a tope, y con la participación a la armónica de Howie Smallman, muy en onda John Mayall ciertamente. Looper bebe de muchas bandas setenteras, desde Black Sabbath a Kiss, ritmo contundente con esas guitarras mandando, que hace que te vayas metiendo en un bucle rockero que te crea adicción y ya no puedes escapar, un claro disfrute. Run with Lucy fue el primer tema que escuché del disco, delicia absoluta, donde la sección rítmica está sublime, ya estamos enfangados a estas alturas hasta la médula con esta psicodelia bluesera rockera, y en esas estamos, cuando menudo estribillo adictivo se marcan aquí. Ooh Poo Pah Doo es una versión de Jess Hill, la única del trabajo, que es un tema divertido, un rock and roll de corte clásico, dónde el teclado cobra un protagonismo esencial, con sus humeantes sonidos. Una primera cara de cera y leña al mono orgásmica.
Pasamos ya a la cara B del vinilo, que empieza con Sounds of gold, y si esperabas más de lo mismo, cambio y giro, más melodía y temazo de tomo y lomo, puente, estribillo y definición perfectas, nada más se puede pedir, rítmicamente sublime. Evil people Part.2 empieza con ritmo tranquilo de batería, hasta que rugen riffs de guitarra que calientan y empieza una parte de experimentación instrumental con unos coros que cantan el título, parece que el ritmo baja, pero el slide nos mantiene en alerta. Not for me con guitarras acústicas al inicio, cambia de nuevo el aire, pero es ficticio, entran las eléctricas y junto a los teclados estamos casi en Woodstock, un tema hippie por los cuatro costados, medio tiempo precioso. Cat on a roof sigue en línea de medio tiempo, pero con una clase que te deja con un sabor de boca bestial, tema donde la melodía tiene preponderancia y cierto toque powerpop inunda la tonada, con incluso un cambio de ritmo hacia la mitad brutal. Y acaba esta locura con The city of lights, un medio tiempo descomunal que relaja almas y te lleva a sitios muy recónditos, además de contener un sólo de guitarra descomunal del gran Dom Mariani.
Pasamos ya a la cara B del vinilo, que empieza con Sounds of gold, y si esperabas más de lo mismo, cambio y giro, más melodía y temazo de tomo y lomo, puente, estribillo y definición perfectas, nada más se puede pedir, rítmicamente sublime. Evil people Part.2 empieza con ritmo tranquilo de batería, hasta que rugen riffs de guitarra que calientan y empieza una parte de experimentación instrumental con unos coros que cantan el título, parece que el ritmo baja, pero el slide nos mantiene en alerta. Not for me con guitarras acústicas al inicio, cambia de nuevo el aire, pero es ficticio, entran las eléctricas y junto a los teclados estamos casi en Woodstock, un tema hippie por los cuatro costados, medio tiempo precioso. Cat on a roof sigue en línea de medio tiempo, pero con una clase que te deja con un sabor de boca bestial, tema donde la melodía tiene preponderancia y cierto toque powerpop inunda la tonada, con incluso un cambio de ritmo hacia la mitad brutal. Y acaba esta locura con The city of lights, un medio tiempo descomunal que relaja almas y te lleva a sitios muy recónditos, además de contener un sólo de guitarra descomunal del gran Dom Mariani.
Pues si, discos como este hacen a uno más feliz, una primera cara de descarga rockera y una segunda para viajar y relajarte con un buen copazo en mano, seguimos reclamando estatua ecuestre para Dom Mariani desde aquí a la mayor brevedad posible.
Os dejo con el tema Blessed is the boogie.
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