A veces es difícil de entender la evolución de una banda sino se tienen en cuenta ciertos parámetros. Ese es el caso de Radiohead, el grupo de Oxford, que después de ser la bandera del rock de guitarras en los 90 y explotar a todos los niveles con su consagrada obra Ok Computer en 1997 (de la que ya hablé aquí), fueron lo suficientemente inteligentes como para no repetirse y machacar esa fórmula, pero ojo, en sus tres primeros trabajos ya había una gran evolución, pero sin cambiar el estilo musical. Es en el año 2000, con Kid A cuando todo cambia, la fachada, el estilo musical, y unos Radiohead mucho más oscuros e influenciados por la música electrónica. El choque fue serio, brutal para muchos (yo mismo) y tardé mucho en entender ese disco, sólo cuando los vi en directo comprendí la grandeza de Thom Yorke y los suyos, y que simplemente habían decidido evolucionar hacia otros terrenos, sin perder calidad. Pero obviamente, las críticas llovieron (a pesar de ser aclamados por la crítica especializada), sobre todo del lado de fans, porque como he dicho muchas veces, cuando un grupo gira o cambia el estilo lo primero que se hace es criticarle, y las "mentes" atacan sin oír. Yo puse Kid A hasta que la cabeza me dijo "ya, ahora no tiene más vueltas" y llegué a la conclusión de que estaba por debajo de Ok Computer y de The Bends, pero que en esa nueva onda electrónica podían parir algo grande, y así fue, lo tenían guardado para justo el siguiente disco, titulado Amnesiac y que saldría en 2001. Al parecer en las sesiones de grabación de Kid A, hubo mucho material, el cual decidieron dividirlo en dos discos, y desde luego el segundo, bajo mi punto de vista, se llevó el premio gordo. Y lo digo sin pelos en la lengua, ya que en teoría en este trabajo se colocaron los temas que no encajaban en Kid A, y por así decirlo considerados "menores", pero para mi es justo al revés, en este hay auténticas pepitas de oro.
He de apuntalar un detalle importante, y es que a la producción sigue Nigel Godrich, el sexto cabezaradio, un hombre, que ha sabido siempre entender muy bien a estos tipos feos y raros. Aquí no nos vamos a engañar, sigue habiendo muchos arreglos electrónicos, capas y capas de programaciones y secuencias, mucha atmósfera fría con marcada tendencia a la oscuridad y la melancolía y muchas melodías bastante bizarras, que luego en directo tomaban una forma muy distinta. De hecho, este trabajo está lleno de canciones, que interpretadas en directo, tomaban un cariz absolutamente bestial, y porqué no decirlo, un lado más rockero. Es por esto, que muchos le acusan de demasiado experimental al disco, pero quiero romper una lanza a su favor, y decir que no es tan difícil para el oído, de hecho si ya habías machacado Kid A y entendido sus nuevos horizontes, Amnesiac entra como un tiro, y eso me sucedió a mi. Entiendo que la gente que tolera menos la música electrónica, tenga dificultades para tragar un disco de esta índole, pero que la fachada no engañe, aquí hay melodías preciosas.
Comienza el trabajo con los sonidos de latas metálicas de Packt like sardines in a crushd tin box, creando un ambiente de fábrica, sintetizadores tipo videojuegos, percusiones huecas brillantes y una melodía que se te va metiendo por dentro de manera increíble, muy pegadiza, y de la voz de Mr. Yorke, qué decir, una delicia. Y llega una joya en si misma, y el que fue primer single del disco, Pyramid song, una obra maestra de canción y que bajo mi punto de vista está entre las cinco mejores de la banda, con ese piano triste y la voz de Thom, y esa devastadora y hermosa letra con la melodía melancólica a más no poder. Se trata de un tempo al piano bastante extraño e inusual, y uno se queda algo atontado, como esa sensación de estar perdido en medio del mar, como indica la letra (y el vídeo). A todo esto, los coros acojonantes dejan el camino abierto a la entrada de Phil con su colosal batería y joder, es que se me saltan las lágrimas ante tanta belleza, se trata de un ritmo que te atrapa y no te suelta, a lo que añadir los efectos de brisas y la voz de Yorke, que es como un sollozo continuo y glorioso. Estamos sin duda ante una majestuosa, sublime, sombría y extraordinaria canción, a sus pies. Después de esto viene un doble tema Pulk/Pull revolving doors, que para qué nos vamos a engañar, baja el nivel, con una cantidad de ruídos y efectos, más la voz sincopada e informatizada de Thom, que acaba volviéndose en un tema algo monótono, esta canción si suena a descarte. Pero volvemos a recuperar brío con You and whose army? una pepita, con un piano decente y una extraña voz de Yorke como de otra época y la guitarra que acompaña con arpegios, se trata de una melodía no demasiado pegadiza pero bellísima, y después de la repetición del estribillo viene la grandeza cuando entran a saco la batería, órganos y coros devastadores y celestiales... ¡¡¡La gloria!!! es en este tipo de temas donde el Thom depresivo se transforma en un animal furioso dentro de su pequeño cuerpo, con frases como "Come on, come on, holy roman empire". No repuestos de esta maravilla viene I might be wrong, que no lo es menos, con su ritmo funky y bailable (quien lo iba a decir de Radiohead) y ese riff de guitarra que al principio parece algo repetitivo y aburrido, pero que es la base de un compendio que se convierte en maravilloso, una de esas canciones que para mi en directo alcanzaba momentos siderales.
Y parece que el disco ya había dicho bastante, pues no, viene otro auténtico diamante de canción, Knives out, un avance de estilo y para mi precursor del camino que más alante llevarían a explotar en In Rainbows (también reseñado aquí). Se trata de una balada melancólica, que curiosamente ellos la hacen algo alegre, y esas guitarras armoniosas que consiguen sensación de placer, un estribillo fantástico, una letra algo extraña que habla del canibalismo, y una voz de Thom que es para enmarcar, delicia absoluta. Continuamos con Morning bell mezclado con Amnesiac, que es como la segunda parte del tema de Kid A donde hay unos arreglos y efectos infantiles muy curiosos. Dollars and cents recupera ritmo, y aunque al principio pueda parecer un experimento fallido, su onda de jazz por debajo donde Phil tiene mucho protagonismo a la batería, le da un toque muy especial, aunque es un tema algo largo de duración. Hunting bears es la canción instrumental con guitarras procesadas, que desarrolla perfectamente la idea de un cazador en el Ártico, esperando a que salga algún oso polar.
Y llega la parte final del álbum, con Like spinning plates, donde aquí si que la experimentación alcanza cotas inimaginables. Una pieza atmosférica, con efectos que simulan platos voladores esquizofrénicos, dentro de una rara pero palpitante melodía y unas cuerdas espeluznantes. Se trata de un tema algo inquietante y bastante bizarro, sólo al alcance de seres como ellos. Acaba esta obra con Life in a glasshouse que comienza con piano y trompetas en esa onda jazzera de los años 30 o 40, y una melodía algo alocada. El final de trompetas desquiciadas y la fanfarria sonora me encanta, delicioso.
En definitiva un disco algo minusvalorado, pero que si se escucha bien, contiene dos o tres de los mejores temas de la banda, y hablamos de Radiohead, uno de los mejores grupos de los últimos 25 años, así que no es para tenerlo en la estantería y acumular polvo.
Os dejo con el tema You and whose army? interpretado en vivo en la televisión en el programa de Jools Holland.
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