The Sonics son ampliamente considerados como la primera banda de punk, o garaje, o incluso rock duro, hasta grunge, mucho antes de que existieran esas etiquetas. Sus dos primeros trabajos de 1965 (Here are The Sonics) y 1966 (Boom) son verdaderas joyas, aunque bien es cierto que la cantidad de versiones que hay en ellos es alta, pero su perspectiva a la hora de abordarlas es incontestable. Introducing The Sonics cerraba una trilogía tremenda en 1967. La banda se separó en 1968, perdiéndose por el camino hasta que en 1980 editaron Sinderella, su cuarto trabajo, algo menor. Pero sin esperarlo, en 2015, y después de haber estado dando conciertos desde su vuelta en 2007, han editado This is The Sonics, un trabajo que si se me permite la expresión es un pepinazo, un bombazo o una absoluta locura.
Ya cuando el brother Johnny J.J. habló de este disco me picó la curiosidad, pero desde la primera vez que lo escuché, me pareció un auténtico escándalo, y a día de hoy después de múltiples escuchas más todavía. Aquí se imponen las guitarras desaforadas a todo volumen y sus riffs, los saxofones distorsionados y unas bases rítmicas demoledoras.
La formación que ha grabado el álbum es Jerry Roslie a la voz principal, piano y teclados, Larry Parypa a la guitarra y voz, Rob Lind al saxo, arpa y voces, estos tres de los miembros originales, más Freddie Dennis al bajo y voces, y Dusty Watson a la batería y voces. El álbum de los de Tacoma, Washington, ha sido producido por Jim Diamond (que ha producido a White Stripes o Dirtbombs entre otros).
El disco se compone de doce cortes como doce soles y ya desde el inicial I don't need no doctor, la explosión de rock and roll, garaje, y fuerza es impresionante, con la voz desatada, ese piano saltarín, más el saxo brutal y esa rotundidad en la ejecución, fantástico inicio. Be a woman reafirma lo anterior, otra burrada de canción, con las voces a coro en el inicio, hasta que la base rítmica arrasa con el estribillo junto a ese saxo desatado, otro tema maravilloso de cum laude, y un sólo de guitarra descomunal. Bad Betty arrasa desde el inicio, con un ritmo demoledor, sin concesiones, todo el mundo a bailar al ritmo de esta bandaza, todo está aquí condensado y explotado a las máximas revoluciones, a mover el esqueleto. La versión del mítico tema de Bo Didley You can't judge a book by the cover, es comandada por un saxo imperial que hace que toda la banda se una para conformar el esqueleto del tema, donde destaca una batería abrasadora. The hard way, es otra versión descomunal, en este caso de los Kinks, quizás todavía más hard rockera que la original, pero acertadísima. Sugaree es más clásica en su ejecución, recuerda mucho a la banda en los 60, y eso significa que esto no hace sino subir las revoluciones, otra ejecución gloriosa con la banda a tope y ese sólo de saxo acojonante.
Estamos a mitad del álbum y si no has bailado hasta reventar es que no tienes corazón.
Leaving here con el redoble de caja y el riff de guitarra nos anuncia otro rock and roll descarado, a los que se unen voz y saxo y esa sección rítmica explota. Look at little sister aborda el lado más salvaje del soul, con ese saxo desbocado, el sólo de guitarra de morirse... mucha tela. I got your number es otra salvajada de tema ejecutado con precisión anatómica, tanto en voz, sección rítmica, piano como con ese saxo machacón que es un absoluto escándalo en tono soulero también. Livin' in chaos es dominado por el riff de guitarra inicial, para explotar con la voz y la cacharrería de la caballería que ataca desaforada, increíble. Save the planet me recuerda en el inicio con el riff guitarrero el mejor Hendrix, más la voz distorsionada y esos teclados humeantes... otra burrada. Spend the night cierra el trabajo, y ¿os pensábais que iba a ser una balada? Imposible, esto no ha parado desde el inicio, otro coctel molotov directo a la yugular, explosivo, guitarras a mil por hora, saxo desbocado y esa voz de lujo.
En definitiva 12 tonadas de alto voltaje para no parar de menear ninguna parte de tu cuerpo. A veces se dice que resurrecciones de grupos antiguos no hacen falta, perdonen, escuchen este disco y verán como en este caso ha merecido la pena y mucho.
Un disco salvaje, brutal, de los que ya no se hacen.
Os dejo con esa espectacular versión del The Hard way de los Kinks.
Cuando les vi en directo el año pasado estuvieron colosales (a pesar de un sonido discreto), se les veía con muchísimas ganas. No es de extrañar, pues, que hayan parido un disco tan cojonudo. Como diría el querido Johnny, ya que le nombras, ¡cuánta grandeza lo de los Sonics!
ResponderEliminarAbrazos, amigo.
Gonzalo Aróstegui Lasarte: Recordábamos Addisson y yo en Gasteiz que fuiste a verlos en Getafe el año pasado y que había cosas del sonido que te dejaron con una sensación rara.
EliminarBueno yo todavía no les he podido ver para dictaminar, pero lo que te puedo asegurar es que este disco es un abuso, es descomunal, es gigante.
Mucha grandeza en este disco... mucha.
Abrazos.
Gracias por la mención. Cuánta grandeza tienen los Sonics, jejejeje. Brazzzzos.
ResponderEliminarJohnny J.J.: Grandeza a paladas, este disco es un escándalo, acuérdate cuando lo puse en el coche en Valencia que íbamos flipando.
EliminarBrazzzzos.