domingo, 9 de noviembre de 2014

The National - Trouble will find me (2013)



The National, la banda de Ohio y residente hace tiempo en Brooklyn, editó el año pasado Trouble will find me, su sexto trabajo largo de estudio. Después de dos primeros discos enormes en una independiente, pasan a multinacional y realizan dos joyas del calibre de Alligator y Boxer. De Alligator a Boxer el grupo se enriqueció muchísimo y su música añadió matices, sonoridades y texturas realmente apabullantes. Después en 2010 llegó el éxito, las alabanzas más alucinantes, los vítores y jaleados por parte de crítica y público con High Violet. Cuando sucede algo así, muchos nos distanciamos un poco, y pensamos que eso no se va a poder superar por los mismos que lo han parido.
Ese fue mi problema inicial al escuchar el nuevo artefacto, que me costaba cogerle el punto a la primera escucha, pero sucedió algo extraordinario, y es que me venían frases de canciones del disco a la cabeza y el propio álbum había crecido en mi, algo difícil de explicar, pero que luego por si fuera poco, se vió aumentado a la enésima potencia al verlos en directo, cosa que repetí el pasado fin de semana por segunda vez. Y lo más curioso, es que desde entonces me pongo el disco del tirón, desde I should live in salt hasta Hard to find.
No voy a descubrir América si digo que esta es una banda melancólica, si lo es, claro que si, pero hay muchas maneras de transmitir la melancolía, y como lo hacen Matt Berninger, los hermanos Dessner y Devendorf es algo tan sublime, que sólo cabe aplaudirles y reverenciarles.
Mi dilema se había resuelto, este trabajo era otra obra maestra, con otras características, con otras apariencias, pero un disco que se te mete de tal manera adentro, que ya no se va, como una mujer que te deja huella.


I Should live in salt abre la maravilla, con esa estrofa que dice: "Don't make me read your mind, You should know me better than that, It takes me too much time, You should know me better than that"... con la entrada de la guitarra acústica, la voz de Matt, como si escuchásemos una sonata de Mozart, pero esa voz de barítono puede con todo, y esa melodía que es pura delicia, sólo hay que dejarse llevar. Demons sigue por la línea trazada, la voz de Matt me mata directamente, esa oscura melancolía bien entendida, me lo meto en vena y no puedo parar, ese juego a dos voces es colosal. Don't swallow the cap es una obra maestra en si misma, un tema que suena moderno por los cuatro costados pero manteniendo las coordenadas que hace tan grande a esta banda, coros, melodía, ese batería que lo clava... locura, las guitarras gravitan sobre el bajo... Y viene Fireproof y me desarma, qué belleza en menos de 3 minutos, esa nana la puedo estar cantando toda la vida, y me sigo dejando llevar. Sea of love... con ese comienzo arrebatador de toda la banda unida, para luego ir teniendo un increscendo que va convirtiendo el tema en una amalgama donde cada miembro se luce, es como un estallido contenido. Heavenfaced es otra pieza de cristal de bohemia, lenta pero abrumadoramente bella. This is the last time me vuelve a dejar sin palabras, una melodía brutal que empieza lenta para ir subiendo más y más. Graceless tiene un ritmo vocal descomunal y tiene un rollo post-punk que me encanta. La desnudez de Slipped es un contrapunto perfecto para la traca final que queda. Pero llega I need my girl y se me pone la carne de gallina, madre del amor hermoso, esa guitarra elevada a los altares, en estado de gracia y esa voz... oír cantar este tema en directo ha sido uno de los mejores momentos de mi vida, esta canción es simplemente perfecta. Humiliation es otra joya, la manera dramática en que Matt canta la letra, el desarrollo bello... Pink Rabbits es de corbata de seda, hay que ponerse el traje, ese piano que introduce la melodía, la voz de Matt destaca de manera sublime... en fin otra pasada. Hard to find es una despedida agridulce, es un temazo como la copa de un pino, pero su letra algo amarga provoca ese estado.


En definitiva un compendio de canciones exquisitas, soberbias, llenas de matices de una banda que sigue avanzando en su sonido sin perder su esencia y que consiguen que conviertas sus canciones en tu propia banda sonora de tu vida. Canciones que una vez interiorizadas, te derriten una y otra vez.
Qué madurez tan bien llevada y tan bien entendida...

Esta reseña fue escrita originalmente para Exile SH Magazine y ahora reposa en mi espacio.

Os dejo con I should live in salt interpretada en directo.


4 comentarios:

  1. Te dedico mi última entrada en mi blog:

    http://diariodependiente.blogspot.com.es/2014/11/backseat-confidential.html

    Saludos.

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  2. Qué entrada màs chula, Savoy. No he escuchado el disco todsvía, pero casi que me lo imagino ya con sólo leer el post. Felicidades.
    Un abrazo!

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    1. Evánder: Gracias amigo, la verdad es que es un disco que me atrapa profundamente, y creo haber explicado como me caló tan hondo.

      Abrazos.

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