Muchas eran las ganas de un servidor de ver de nuevo a John Paul Keith, que venía a presentar su último trabajo del año pasado, ese Heart shaped shadow, que sin ser el mejor disco de su carrera seguía manteniendo momentos de buen nivel. Pero la clave estaba en volverle a ver en vivo, donde realmente es imbatible. En esta gira española de presentación viene con dos fieras en la sección rítmica, al bajista Matthew Wilson, un tipo que tocó toda la noche sin púa su bajo fender con su gorra de marinero y buen semblante no fallando ni una nota, y por otro lado el batería Danny Banks cuyo sentido del ritmo era cum laude, aparte de aporrear cuando era necesario. Es así, en formato trío como este enorme músico de Memphis más me gusta, y donde él desarrolla su maestría a la guitarra con toda soltura. Este enjunto hombre que no creo que sobrepase el 1'60 de altura, y no pesará más de 55 kilos, pero lo poca cosa que es físicamente, no se puede ni comparar al despliegue que hace en sus directos. Este pequeño gran hombre se desata cuando toca la guitarra fender telecaster, que suena a gloria bendita.
Lo suyo anoche fue otra demostración de que el rock and roll, de corte clásico, bien tocado y con sonido pulcro está más vivo que nunca, mezclado con estilos como el blues, el rythym & blues, y gotas de country, boogie, incluso rock sureño pantanoso.
Pues bien, en cuanto al repertorio, de este último disco cayeron Something so wrong, 901 number, A Little bit of loving, Ain't letting go, All I want is all of you y Miracle drug. De discos anteriores disfrutamos de True hard money, You really oughta be with me, We got all night, Everything's diferent now y Baby we're a bad idea del Memphis Circa 3AM. También hubo recuerdos maravillosos a sus dos anteriores trabajos, y así del disco The man that time forgot sonaron Never could say no, You devil you, Anyone can do it y I work at night ya en los bises donde presentó a toda la bandaza. De su primer álbum con los One Four Fives sonaron Lookin' for a thrill, Pure cane sugar y Second hand heart, mientras en el apartado de versiones cayó una del Pequeño Ricardito, esa maravilla que es Lucille y cerró con el Seven Nights to Rock de Moon Mullican.
En definitiva una noche muy especial y un concierto muy bueno, algo que no sorprende en este artista que es siempre una apuesta segura.
Os dejo con Something so wrong tal y como sonó anoche.
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