Mis temas favoritos (XXXIX)

Año 1973, Pink Floyd, la banda británica, edita el que probablemente sería su disco más mítico, tanto por la música, como por la portada (ese haz de luz que atraviesa el cristal y salen todos los colores del espectro visible al otro lado). Un álbum que es conceptual, que había sido construido a partir de las ideas que surgieron en su gira anterior. La temática abarca la avaricia (Money), el envejicimiento (Time) y la enfermedad mental (inspirado en Syd Barret).

La banda grabó el disco en los Abbey Road Studios, y tuvo como Ingeniero jefe a un tal Alan Parsons, que innovó mucho en la época con aspectos sonoros como grabaciones multipista, loops y la interpretación no léxica de Clare Torry.

El disco tiene algo especial ya desde el primer tema, transmite algo diferente, misterio, novedad, oscuridad, algo que siempre atrae la atención del oyente.

Podría elejir 20 temas o más de Pink Floyd como favorito, y no sólo uno de este disco, pero he preferido hablar de Time. Ese sonido de relojes al unísono del principio que suenan sincronizados, la irrupción de guitarra, teclados y batería me parecen de otro planeta, pero si encima añadimos que la voz de Gilmour, que es excelente, ha marcado una época de la música, qué más se puede decir. Además, es un tema que cuando baja las revoluciones, tiene una de las melodías más bonitas que jamás he oído y los coros femeninos acompañan de vicio.

Si digo que una vez iba por la calle en Madrid, y en una casa tenían puesto este tema a todo volumen y me detuve a oírlo, a pesar de haberlo escuchado miles de veces, podréis comprender mi fascinación por el tema.

Os dejo con esta joya. Para los que la conocen, el recuerdo, para los que no, os cambiará la vida.

De las versiones, como la propia del grupo en directo ninguna, y elijo la del mítico de Venecia de 1988.