Después de la disolución de Mano Negra en 1994, Manu Chao empezó a tener diversas ideas para un disco en solitario. Era la época del "mestizaje", un término que estuvo de moda muchos años, pero que no todos sabían hacer o interpretar, ya que esa fusión entre estilos, ese cruce, o llámese como se quiera, se desnaturalizó con pastiches de poca calidad donde sobre una base de un estilo se le añadían pinceladas étnicas como adorno, y encima se vendía como un producto de mezcla de culturas y demás, naranjas de la China.
Pero por contra, sí que hubo unos pocos artistas y bandas que si que consiguieron esa fusión de músicas diferentes bebiendo de fuentes distintas y diversas, consiguiendo un sonido peculiar y distintivo que partía además de un modo de vida, en ciudades de alta inmigración, en cuyas calles de suburbios de París o Londres, había esa amalgama de gentes de diferentes etnias. Por supuesto era el caso de nuestro protagonista, Manu Chao, hijo de emigrantes españoles afincados en las afueras de París, que había convivido ya desde pequeño con gentes de otras razas e ideas diferentes, por si fuera poco su padre Ramón Chao era un escritor y periodista de solera, con lo que en su entorno siempre había artistas e intelectuales que le forjaron. Manu ya formó parte de grupos desde adolescente en compañía de su hermano Antoine o su primo Santi Cassariego, partiendo de estética y sonido punk, a los que añadían otros muchos estilos para crear su propio sonido y señas de identidad. En 1987 formó Mano Negra, banda que tuvo mucho éxito en Europa, donde había esa mezcla de punk, rock, ska, reggae, música africana, música sudamericana, etc., una banda con entradas y salidas de miembros, épocas de separaciones y demás...
Pero como decía al principio, a partir de la disolución de la banda madre Manu comenzó a viajar por medio mundo, cual nómada, tiempo durante el que compuso y grabó buena parte de lo que acabaría siendo su primer álbum en solitario en 1998 titulado Clandestino (Esperando la última ola...). En este disco hay músicos callejeros, fragmentos de emisiones radiofónicas, discursos del Subcomandante Marcos famoso por entonces con los acontecimientos de Chiapas (México), incluso hasta retransmisiones deportivas, samples, recortes, todo ello mezclado con canciones, relatos breves unidos formando un conjunto, que produjeron el propio autor y Renaud Letang, que había trabajado muchos años con Jean Michel Jarre.
Admito que en tiempo que salió este disco yo estaba en otro rollo, pero es de justicia reconocer este disco y a su autor.
Desaparecido fue uno de los singles y que tuvo mucha repercusión, y donde a la guitarra (en plan folk sudamericano) y a la voz de Manu se le van añadiendo instrumentos, una delicia.
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