The Roves
Noche especial ayer en Madrid, ya que nos visitaba Nick Waterhouse, el músico californiano. De teloneros venían The Roves, una de las últimas sensaciones del pop británico, con nuevo disco bajo el brazo titulado All those freaks y editado por el sello madrileño Meritorio Records. Se trata de una banda de los arrabales de Londres, que conforman James Wing a la voz y guitarra, su hermano Tom Wing al bajo, Rhys Kempley a la guitarra eléctrica y pandereta, más Oli Booker a la batería.
Tocaron temas de su último disco como Who's sleeping on the throne, Hey Little Man, I'm so happy o Everybody's high, con algún tema de su primer disco del año pasado como Murder Outside. Tienen un aire beat acentuado, con cierto toque popero, y resultaron agradables antes del comienzo de la estrella americana.
Nick Waterhouse
Y salió al escenario el artista californiano Nick Waterhouse cuya última visita a Madrid, tuvo una factura excelente, aunque lo corto que fue dejó una sensación muy rara en la concurrencia. Pero ayer vino a desquitarse, encima sus padres estaban en el público, y desde luego que lo hizo, estaba exultante y repartió discursos, y sobre todo temazos arropado por una banda soberbia, que además él sabe que lo es, lo dijo en varias ocasiones y los presentó varias veces. Músicos curtidos y de un nivel fantástico, como la bajista de Nashville que también hacía voces Eliana Athayde, Eric Jackowitz a la batería, Mando Dorame al saxo tenor (que ha estado con JD McPherson) o la veterana Paula Henderson (de Gogol Bordello) al saxo barítono (menudo duelo entre ambos), Roberta Freeman a los coros y ese teclista de New York, Drew Erickson al piano y Hammond.
Venía a presentar su último disco homónimo, el cuarto de su carrera, un magnífico trabajo reseñado aquí en su momento. De ese álbum pudimos oír Wich was writ, Song for winners, Wreck the Rod, Wherever she goes (She is wanted), I feel and urge coming on, Black Glass y El Viv (ya en los bises). De sus anteriores trabajos escuchamos Katchi (canción que se encargó de remarcar egocéntricamente que era suya), I had some money (But I spend it), L.A. Turnaround o Tracy, de aquel Holly los temas This is a game, Sleepin' Pills o Dead Room (ya en los bises de manera extra), más Some place, Is that clear, Don't you forget it y I can only give you everything y Say I wanna know como extra en los bises, todos estos de Time's all gone su primer disco, que dijo estar encantado de interpretar con la banda que lleva en la actualidad. La versión de Pushin' too hard de The Seeds también cayó.
En definitiva, uno de esos conciertos que da gusto disfrutar, y un tipo de música de otra época que ya poco se puede oír. Tengamos en cuenta que la amalgama sonora de Nick es muy amplia, coge cosas de todas las variantes del soul, de los primeros años 60, roza el beat sin meterse de lleno, pero hay un alma negra de ryhthm and blues que lo envuelve todo. Eso sí, da gusto escuchar a este tipo tocando la guitarra sin pedales ni distorsión, a lo clásico, haciendo la rítmica y los solos, sustentado por los teclados, la bajista y ese dueto de la sección de vientos que me volvió tarumba.
Os dejo con I feel an urge coming on, tal y como sonó anoche.
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