Tom Petty y sus rompecorazones editaron en 2002 el disco The last Dj, donde hace una crítica al mundo de los Dj's, gente de nivel bajo y sin bagaje musical por lo general en la actualidad. La independencia de tiempos pasados, cuando la autenticidad de la música prevalecía, es lo que echa de menos el bueno de Petty en este fantástico trabajo, lo que le sirve de trampolín perfecto para atacar a la industria musical y en especial a sus jefazos.
Todo esto queda muy bonito y Tom queda de lujo así, cuando él lo dice desde una postura cómoda y encima forma parte de esa industria, y por decirlo así va sobrado, pero se moja, y da su opinión, no se queda en silencio, y ahí es donde me gana, aparte de musicalmente claro. Adopta una postura agria, combativa y raja a figuritas sin talento, los sonidos baratos que se promocionan por doquier y el olvido que hay a músicos de verdadera valía.
Un disco que en el terreno musical, sobre todo en los temas acústicos, va muy en la onda de un disco suyo en solitario que me encanta, el gran Wildflowers de 1994.
El tema que da título al disco es una maravilla absoluta, donde denuncia la pobreza musical que suena en las radios y nos saca a la luz la figura de un Dj que se resiste a la mediocridad reinante.
Os dejo con el vídeo de esta perla.
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