Ya se merecía un espacio y una reseña por mi parte
una de las voces más aterciopeladas, bonitas y gloriosas de la historia de la
música, que no es otra que la de Sam Cooke. El soul le debe mucho, por no decir
todo, a este auténtico jefe. Su desgraciada muerte en 1964 nos privó de uno de
los talentos más grandes que ha dado la música ya que era una bestia parda del
soul, rhythm and blues, góspel y el pop, era compositor e incluso empresario
(fundó SAR Records). Su evolución fue increíble, con una trayectoria siempre
ascendente, ampliando horizontes y nunca sabremos a qué podría haber
llegado.
Sam Cook, que se puso una
"e" al final para darle un toque de sofisticación a su figura, innecesario a
tenor de lo que escondían los surcos de sus vinilos, es decir, una prodigiosa
voz, mirada atrás al góspel de sus compadres y otra mirada al frente para marcar
los cánones de un estilo de hacer las cosas y un sello personal
inconfundible.
Nigh Beat de 1963, ya
centrándome en el disco del que hablo hoy, se grabó en 3 sesiones en febrero de
ese mismo año, y como dicen las notas del mismo, se trata de un álbum conceptual
en el que todos los cortes contribuyen al resultado total del disco. Rinde
tributo al góspel y al blues, pero amigos es un triunfo de la voz (¡¡¡y qué
voz!!!) y de la interpretación.
Lo más gracioso es que los
recopilatorios de este hombre suelen olvidarse de esta joya... ¿quieren dejarlo
aparcado? ¿o realmente lo consideran tan bueno que hay que ponerlo sólo para
provocar su escucha? Pero claro en aquella época el bueno de Sam era un tipo de
super singles, no de discos, pero aquí lo borda, no sólo con las versiones sino
con sus temas propios.
Ojo con los músicos que
intervienen... la repanocha, a saber: Ray Johnson al piano, Billy Preston al
órgano (con 16 abriles), a las guitarras Rene Hall, Barney Kessel y Clifton
White, al bajo y contrabajo Cliff Hils y a la batería se compaginaron Edward
Hall y Hal Blaine.
Nobody knows the trouble I've seen es un tema
tradicional arreglado por Sam, es una gozada que luego se ha convertido en
clásico del jazz, pero su manera de cantar es inigualable con ese contrabajo que
lo borda. La versión de Lost and lookin' con su voz, contrabajo y ese charles de
la batería por detrás, casi de fondo es una locura, yo lo pondría por la ventana
para convertir al personal a cualquier tipo de religión musical, qué
bestialidad. Mean old world es composición del propio Cooke, una gozada con el
piano, pero esa voz se sale del tiesto, a veces me parece que este hombre no
necesitara músicos (meros acompañantes), si lo hubiera hecho a capella no
hubiera pasado nada. Si no se han convertido ya al Cookismo, por favor, háganlo
ya. Please don't drive me away es otra versión que en la voz de Sam con sus
comparsas es gloria bendita, de esa que se ha de beber, ¿pero han oído ese
Preston con el órgano con 16 años? Madre del amor hermoso, es para irse al
olimpo de los dioses y no volver. I lost everything es una maravilla góspel de
esas para enamorar a una damisela, pero claro en eso Sam era un fenómeno, y
hacía estos temas como rosquillas, reconvertía la original y la hacía suya, otra
versión alucinante. Get yourself another fool acaba la primera cara del vinilo
con ese piano gigante, como si estuvieran tocando a las 7 de la mañana en un
piano-bar, simplemente maravilloso, pero claro con esa voz, todo es
posible.
Little red rooster ese blues de Willie Dixon (que
popularizó Howlin' Wolf) en las manos y la voz de Sam es gloria, pero como rasca
el órgano de Billy Preston... eso es un caso aparte... madre mía que manera de
empezar la segunda cara... este tema era puro blues ¿y ahora que es? ¿Jazz?
¿Rhythm and blues? ¿Rock and roll? qué jodido genio leches. Laughin' and
clownin' es un tema de Sam Cooke delicioso con ese piano dominante, el órgano de
fondo y la voz del genio mandando, sólo hay que dejarse llevar. Trouble blues es
una versión llevada al terreno góspel como sólo Mr.Cooke sabía hacer, es decir,
de manera gloriosa. You gotta move es otro temazo compuesto por Sam,
dónde el órgano de Preston está genial otra vez, pero claro esa voz se te mete
hasta en los gayumbos, qué maravilla, qué delicia. Fool's Paradise es otra
versión delicada, tremenda y deliciosa, dulce como era Sam. Shake, Rattle and
roll acaba el álbum y qué manera de hacerlo, versionaca del copón bendito para
irnos a bailar pero todos juntos a la orden del genio, maravilla absoluta donde
el propio Cooke saca garra de su voz celestial.
Sé que para muchos este disco será casi
desconocido, pero por favor no lo dejéis escapar, es una joya de las que se debe
tener en una estantería que se precie de tener buen gusto, ya que todo en el
álbum es glorioso, desde el jefe, a sus subalternos, el sonido,
etc...
Este post fue escrito por mi para Exile SH Magazine y ahora reposa en mi espacio.
Os dejo con la versión del Little Red Rooster... esa pasada.