Anoche venía la irlandesa Imelda May a presentar su nuevo disco Tribal a la capital de España. Mucho tiempo hacía que había agotado el papel, e incluso ha tenido que poner una segunda fecha ante la demanda del personal.
Imelda es un volcán en erupción, va sobrada, tiene carisma para dar y tomar, y por si fuera poco lleva una banda que suena a las mil maravillas. Desde el excelente guitarrista solista, pasando por un contrabajista que toca bajo, contrabajo y hasta el ukelele, un batería algo rudo en las formas pero la mar de efectivo y con eterna sonrisa, y ese multiinstrumentista que toca guitarra, trompeta, percusiones e incluso hace coros.
Ataviada con una falda y una camiseta tipo abeja maya despachó buen rollo e incluso pequeños sermones de como ideó algunas canciones, a parte de decir que no ha parado de comer desde que está en nuestro país.
Del repertorio no se puede poner ninguna pega, ya que despachó temas de sus cuatro discos y algunas versiones que dejaron al personal bastante satisfecho. Así del nuevo disco sonaron Tribal, Wild woman, Wicked way, Hellfire Club, Five good men, Gypsy in me o Round the bend. De sus anteriores trabajos cayeron temas de Mayhem como la propia Mayhem, Psycho, Eternity, Inside out, Road runner y Pulling the rug ya en los bises. De Love Tattoo (mi disco preferido) cayeron la propia Love tattoo, Johnny got a boom boom (que cerró la primera parte). Zombie girl y Right amount of wrong (el último bis) completaban el tracklist.
Lo más llamativo fue el empiece de los bises, dónde (como se ve en la foto) ella y el bajista con un ukelele interpretaron de manera gloriosa dos versiones antológicas, el Bang Bang (My baby shot me down) de Nancy Sinatra y ese Dreamin' que fueron tremendos con el público haciendo el coro góspel.
Lo más llamativo fue el empiece de los bises, dónde (como se ve en la foto) ella y el bajista con un ukelele interpretaron de manera gloriosa dos versiones antológicas, el Bang Bang (My baby shot me down) de Nancy Sinatra y ese Dreamin' que fueron tremendos con el público haciendo el coro góspel.
Ella es embelesadora, es un terremoto contenido, tiene esa mirada que a mi me dejó atónito, como si fuera un caimán, pero además tiene uno la sensación de que va tan sobrada con la voz que puede subirla y bajarla cuando quiera y a su antojo.
En definitiva una noche de buen rock, rockabilly, soul, blues pantanoso, charleston, incluso pasajes de jazz que dejaron al público muy satisfecho, a parte de cantar y hacer coros con la diva irlandesa.
Os dejo con el Tribal en vivo en el Viva Las Vegas de este año, con el que suele comenzar los conciertos.