Hace ya varios años que leí en una lista de
discos imprescindibles, dónde entre otros muchos que ya conocía, estaban algunos
a los que todavía no había metido mano, uno de ellos era el tercer disco de
Love, la banda liderada por Arhtur Lee, titulado Forever
changes. Muy al contrario de grupos cohetáneos de los angelinos, el éxito les
llegó con el tiempo, ya que compartían sello, Elektra, con The Doors (a los que
el propio Lee metió en la compañía) y en definitiva hablamos de una época y un
año en concreto en el que salieron Sgt.Peppers de los Beatles, Are you
experience? de Jimi Hendrix, The Rolling Stones y su Their Satanic Majestic
Request, The Kinks y su Something else... o los propios Doors con dos discarros
en ese mismo año... mucha tela.
Pero cuando me metí a fondo con el álbum, caí
rendido, admito que después de una buena castaña fue lo mejor que pude hacer
para pasar la resaca en la gloria, a partir de ahí adoro este disco. La belleza
que atesora a base de folk, psicodelia, rock, pop, guitarras acústicas y
eléctricas mezcladas de manera soberbia e incluso arreglos orquestales le hacen
un disco imprescindible de la historia de la música, así de claro. Curiosamente
el disco logró un más que decente puesto 24 en los charts británicos, pero en su
casa, en los Estados Unidos, no pasó del 154.
Pero este disco tiene una historia muy
interesante, porque cuando Love entraron a trabajar en el estudio para grabar
Forever changes, el productor Bruce Botnick (el mismo que acabó
produciendo el mítico L.A.Woman de los Doors) tuvo que buscar músicos de estudio
(Billy Strange (guitarra), Don Randi (piano), Hal Blaine
(batería) y, con toda seguridad, Carol Kaye al bajo) ante el lamentable estado
de Lee, McLean y compañía. Las drogas estaban causando estragos, cosa habitual
en aquella época, pero la banda no era una prioridad para sus miembros frente a
la poderosa atracción de las sustancias, aunque sin embargo, en lugar del LSD o
la marihuana, ellos preferían el demonio, la heroína, y por si fuera poco Lee no
se movía de su amada Los Ángeles ni con agua caliente, lo que hacía un gran
inconveniente para la promoción de la banda. Tras la marcha del teclista Alban
"Snoopy" Pfisterer y del flautista/saxofonista Tjay Cantrelli, los cinco
componentes restantes actuaron en 9 de las 11 pistas del álbum. Benditas drogas
en lo que se refiere a este disco, porque lo que salió de aquellas sesiones es
una jodida obra maestra.
En palabras del propio Lee: "Cuando hice aquel
álbum pensaba que iba a morir en aquel momento en particular, así que aquellas
eran mis últimas palabras". Afortunadamente fueron capaces de reaccionar al
“colocón” y se centraron ante el toque de Botnick.
Y es que Love, al margen de la anécdota de ser
una de las primeras bandas multirraciales, habían explotado la psicodelia antes
que nadie, habían navegado en una especie de proto-punk y garaje adelantándose a
todos, y la guitarra de Johnny Echols había sonado a lo Hendrix antes que
Hendrix, porque que a nadie se le olvide que ese mismo año habían editado Da
Capo.
No quería detenerme tema por tema, porque este
disco hay que oírlo entero, es una suite gloriosa, y casi si no miras los temas,
te crees que son todos uno. Eso si, el comienzo con Alone again or con esa
guitarra del principio y esos cambios de ritmo, ya te deja claro que estamos
ante algo grande, muy grande que continúa con A house is not a motel dónde
alucino de verdad con la voz de Lee, que te canta al oído, es pura delicia y esa
manera de irrumpir las guitarras, el punteo solista... pufff mucha tela, la
balada de Andmoreagain te puede hacer enamorarte perdidamente, The Daily planet
vuelve a los cambios de ritmo fantásticos... ¿estamos ya en el cuarto tema? Old
man sigue la línea marcada con precisión. The red telephone pasa por ser una
obra maestra en si misma, calidad a paladas en cada nota, en cada verso,
brutalidad, genialidad. Como en Live and let live, otro tema de esos que te
vuelan la cabeza, con las guitarras acústicas que llevan la melodía mientras la
eléctrica se marca un punteo sideral y psicodélico que navega a sus anchas, qué
locura. El final con You set the scene te deja tan anonadado que dices "Esto es
una puñetera locura de genialidad que fluye como cataratas". Líricamente Forever
Changes responde a lo que era Arthur Lee, un tipo complicado,
inadaptado, individualista, críptico y al filo de la navaja. Nunca nos olvidemos
tampoco, de lo que este grupo maldito ha influído a cantidad de bandas
posteriores.
Por cierto, a aquel o aquella que todavía no
haya descubierto este disco, que se lo ponga a la velocidad de ya, palabra de
Savoy Truffle de que me lo agradecerá.
Este post fue originlamente realizado para Exile SH Magazine, en el que participo, y lo recupero para mi espacio.
Os dejo con el tema This house is not a motel.
Gran entrada! Hace unas semanas que me pille la versión remasterizada y expandida del Forever Changes. Y es que tanto este como su anterior Da Capo son una auténtica delicia que jamas te cansas de escuchar. Un saludo
ResponderEliminarDavid Lynott: Muy bienvenido a mi espacio de música, debate y humor.
EliminarGracias ante todo. Si, yo dispongo de esa versión, y la llevo para el coche y es gloriosa.
Yo soy más de Forever Changes y del primero, pero Da Capo también es grande.
Un saludo.
PUTA OBRA MAESTRA!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarAddison de Witt: Totalmente de acuerdo amigo. Atemporal y genial disco.
EliminarUn abrazo.
Megaobra maestra, y no digo nada más. Leyendo ando tus últimos posts después del finde. Brazzzzzo.
ResponderEliminarJohnny JJ: Una obra que da gusto oír del tirón, absolutamente genial.
EliminarHaces bien, hay que leer lo que escribe Savoy... je, je.
Brazzzos.