En el año 2002 Radiohead, la banda de Oxford, se encuentran grabando los temas de su próximo disco, después de esa doble tacada que componían Kid A y Amnesiac, ambos procedentes de las mismas sesiones de grabación, y que supusieron un cambio enorme en el estilo del grupo y pasarse a la electrónica de manera importante, aunque si se veían los conciertos de la gira, los temas en vivo sonaban más rockeros. Según ellos mismos recuerdan, las sesiones de grabación fueron cómodas y plácidas, pero en su afán por ser siempre distintos, en su gira de verano de 2002, iban interpretando canciones que estaban grabando para lo que sería Hail to the thief, y dependiendo de la reacción de los fans irían decantándose por la inclusión de unas canciones u otras en el disco. Recuerdo verles en el FIB 2002 en un concierto memorable que conservo, y en el que interpretaron dos temas que luego acabaron en el álbum, A Punch up at the wedding y la que sería primer single There There y que acabó de forma atronadora aquel show.
Aquí, digamos que vuelven a una estructura más convencional de los temas, dejan la electrónica como base, aunque la tienen muy presente en adornos y efectos raros que completan muchos temas. Por otro lado es un disco que al oírlo parece caótico, desordenado y por momentos esquizofrénico (hay momentos de alguna rayada), pero también tramos melódicos maravillosos y piezas para enmarcar. Quizás el ambiente relajado de las sesiones que invitaba al jugueteo y a dejar volar la creatividad, hizo que se incluyeran muchas canciones y sea el disco más largo del grupo, llegando casi a la hora. El caso es que el productor Nigel Godrich, habitual con ellos, discutía con la banda sobra tal circunstancia ante las quejas de los músicos (Yorke publicó años después un tracklist alternativo que dejaba cuatro temas fuera), en ese sentido sería como su White album con alguna pieza descartable. Pero hablamos de un grupo que hasta entonces estaban en una cima muy alta, y bajar un escalón parecía una hecatombe. Nada más lejos de la realidad, se trata de un enorme trabajo, variado, opresivo y oscuro, pero muy rockero por momentos. En cuanto a las letras, era inevitable la influencia por aquel entonces de la guerra contra el terrorismo que dirigía George W. Bush, y eso quedó reflejado, pero Yorke siempre quiso dejar claro que no era un disco político, de hecho incluso hay pasajes de la Divina Comedia de Dante en el álbum.
2+2=5 empieza con el enchufe de una guitarra a un amplificador, signo que denotaba la vuelta al rock de los ingleses, para luego desarrollar una melodía adictiva con ritmo sincopado hasta que se desata la furia, extraordinario comienzo. Sit down. Stand up comienza con sonidos electrónicos simples, pero donde crean un clima oscuro, que se va retorciendo acumulando tensión, hasta que todo estalla en un boom electrónico final glorioso y algo alocado. Sail to the moon con el piano y la guitarra es una melodía tranquila y envolvente que te conquista con su tremenda delicadeza. Backdrifts vuelve a la onda oscura y electrónica, con vuelta a cambiar el registro, aunque aquí la melodía sincopada tiene aires de rock industrial por momentos, quizás un tema algo menor. Pero llega Go to sleep y el tono sube, de aire acústico desde su inicio, con la voz de Yorke brutal y que se va tornando rockero a medida que avanza y donde las guitarras se van adueñando de la canción hasta los punteos finales que ponen los pelos de punta. Where I end and you begin es un tema premonitorio de lo que sería el primer disco de Thom Yorke en solitario (The Eraser), y que a mi me gusta con su tremenda línea de bajo de Colin Greenwood y esa batería descomunal de Phil Selway, a lo que se va añadiendo las guitarras, cuya tensión va en aumento y que termina avasallando, temazo. We suck young blood es una balada de piano diría espeluznante, acompañada de palmas (no flamencas) y algo inquietantes y donde Thom canta en un tono agudo brutal, desatando demonios como le gusta, y tremenda la aceleración instrumental en medio del tema.
The Gloaming es quizás la pieza más rara y difícil del disco, con efectos de videojuegos, pero la salva la voz de Yorke que parece que sale de una cueva para dar luz, asombrosa la mezcla de esos sonidos electrónicos con las cuerdas vocales. Y llega un momento cumbre del álbum, There There, palabras mayores, un tema colosal que se inicia con los tambores, las guitarras, la batería de onda tribal, hasta que entra la voz de Mr. Yorke que es simple y llanamente abrumadora, y el avance de la melodía es brutal acabando de manera rockera genial (la primera vez que escuché este tema en vivo en 2002 se me puso el bello erizado, no digo más). Y después de fliparlo llega I will que en dos minutos se eleva a la gloria absoluta, se trata de un pieza con arpegios de guitarra y donde la voz increíble (otra vez) de Thom es ahora muy grave y doblada a si mismo con un sublime falsete que es gloria bendita, casi de aires eclesiásticos, dulzura y tristeza en la misma tonada. A punchup at the weeding tiene un ritmo de bajo y piano muy adictivo, con aires jazz y funky, una antológica canción que tiene nervio contenido leches, vuelven a inventar la rueda. Myxomatosis es la bizarrada del disco (por la letra del gato que contrae una enfermedad de transmisión sexual) pero musicalmente con ese riff penetrante de sintetizador (que sustituye a lo normal que sería una guitarra) desde el inicio es muy rockera en su concepto y como no, oscura. Scatterbrain tiene una preciosa melodía comandada por guitarras y que es el preludio de lo que vendrá más adelante en In Rainbows. A wolf at the door remata el álbum con esa especie de clavicordio, el ritmo de la batería y ese fraseo rapero de Yorke, que se vuelve melodía agradable en la mitad, para luego volver a la oscuridad.
En definitiva hablamos de un muy buen disco, que sólo tiene un problema, y es que antes hay obras maestras incontestables, pero ya quisieran muchas bandas parir un disco así de bueno, es la cuestión de estar siempre o casi siempre en la excelencia.
Os dejo con el tema Sit Down. Stand up.
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