El año pasado, la banda de Dave Grohl, Foo Fighters, editaba un EP de 5 temas, algo así como un corolario a su disco de 2014, aquel Sonic Highways, cuyo título era Santa Cecilia. Esta banda tiene una cualidad que a muchos se les escapa y que pocos son los que lo significan, y es que prácticamente no han perdido el norte, incluso siendo una banda que llena estadios (hay grupos que en ese sentido se les ha ido la olla), y que ha evolucionado y variado, pero manteniendo la calidad y ganándose el cariño y respeto del público. En este apartado, el carisma de Dave Grohl y su buen rollo constante hace mucho.
¿Y qué tenemos aquí? Pues cinco pildorazos de rock de los que quitan el hipo, para satisfacer a todos aquellos que consideraron a Sonic Highways un disco corto de 8 temas. Aquí queda claro el amor de Dave y sus chicos por la música, cosa que ha dejado siempre diáfana a lo largo de su carrera, por sus colaboraciones, proyectos y demás, pero encima este EP suena tremendo por el hecho de que lo han hecho sin preocupaciones, y liberándose de cualquier peso.
Se trata de un EP grabado en un hotel de Austin, durante las dos semanas que pasaron allí por el festival Austin City Limits, y luego Santa Cecilia (patrona de la música) fue lanzado en su página web oficial para escuchar y se puede descargar de manera gratuita (a día de hoy sigue siendo así), acompañado por una carta de Dave, en la que explica el porqué del lanzamiento, una manera de agradecer el apoyo de los fans, el apoyo por las víctimas de París de noviembre y una compensación por la consiguiente cancelación de la gira europea. Pero también dice que es una manera de celebrar la música, y aportar un rayo de luz en los tiempos tan difíciles por los que mucha gente está pasando.
Saint Cecilia inicia el trabajo, guitarrazos, riffs potentes, melodías de alma rockera y esas letras buenrolleras además de su garra habitual, gran bombazo de partida. Sean continua a mil revoluciones, medio tiempo rockero con una perfecta ejecución y un estilazo brutal. Savoir breath es sin duda el cañonazo casi hardcore de este artefacto sonoro, la parte más dura del grupo donde sus guitarrazos aumentan de potencia, y la sección rítmica es una auténtica apisonadora. Iron rooster empieza desde abajo y es un medio tiempo calmado que apacigua las aguas después del huracán de la triada inicial. Pero la joya se la reservaban para el final, un tema que empieza desde abajo pero coge un ritmo brutal y a partir de ahí sus cambios de ritmo y sus subidas y bajadas me elevan al éxtasis, temón este The neverending sigh.
Sólo cabe decir, que gracias por este regalo que nos dieron a finales de 2015.
Os dejo con el tema The Neverending sigh.