miércoles, 1 de abril de 2015

Depeche Mode - Violator (1990)


Depeche Mode en 1989 era una banda que con aquel directo llamado 101 cerraron una etapa, la ochentera, pero abrieron otra, la de los años 90 que empezarían a todo trapo con el disco que les deparó éxito mundial a raudales, Violator. Mucho había cambiado la banda desde su estreno en 1981 (Speak and spell) hasta 1987 (Music for the Masses), pero aquí la evolución va a ir más allá y sobre todo porque en este disco habrá singles demoledores que marcarían un antes y un después. Si el anterior álbum les había abierto las puertas del difícil mercado estadounidense, el séptimo álbum de estudio les seguiría abriendo las puertas de cualquier lado, mercado o estadio sólo que de forma aún más mediática. Pero se planteaba en el seno de la banda de Basildon una duda existencial, ya que era una banda que tiraba de manera fuerte al rock, pero ellos se resistían, querían seguir siendo un grupo de electrónica que utilizaba guitarras. Hay que tener claras las influencias de la banda, Kraftwerk sobre todo y su lado más punk, los primeros singles de The Human League y la parte más glam de Roxy Music.
Es ahí donde el grupo decide reducir el peso de las guitarras, y darle al disco un enfoque más electrónico, pero lo que sin duda alguna había grandes temas, que fuesen interpretados de una manera u otra, iban a marcar un devenir distinto, algunos de esos temas pasarían a formar parte ineludible del repertorio de directo. 
La producción corrió a cargo de Mark Ellis “Flood”, acompañado por el propio grupo. Y de la mezcla se encargó François Kevorkian (salvo de Enjoy the Silence, a cargo de Miller y Flood), ya que Flood no estaba en ese momento disponible y confió en Kevorkian, reconocido DJ, y productor francés, muy meticuloso y especial, que había mezclado cuatro años antes el Electric Café (1986), de Kraftwerk. Si buscaban un sonido oscuro, el fichaje de Flood era más que propicio ya que el inglés se había curtido en la generación del post-punk, algo que al grupo le atraía de manera brutal. Pero Flood también les dijo una cosa muy clara acerca del uso de guitarras, ya que decía que si hay que usarlas se usan, desterrando así el concepto primigenio de los Depeche, algo arcaico según el productor. En la primera edición del disco, y esto es muy importante, las atmósferas son oscuras donde la programación y los sintetizadores distorsionados dominan los temas, pero las guitarras están sumergidas, lo que hace que el concepto sea distinto. Esto cambia con la publicación en 2006 de la edición coleccionista, donde las canciones gozan de más arreglos y la adaptación a las capacidades del Dolby Digital 5.1, que es la que un servidor posee como definitiva. Otro dato clave, todos los temas son compuestos por Martin L.Gore, el líder sin tapujos de la banda en el estudio.


El disco comienza con World in my eyes, que en realidad fue lanzado como cuarto single del mismo, aunque fue de los primeros temas en crearse, y que influyó mucho en la metodología de grabación para el resto de temas, con unos imponentes teclados y programaciones, pero una melodía descomunal, que dejaba claro que la banda había subido otro peldaño. Sweetest perfection con el comienzo de la batería sosegada desde abajo y la voz de Dave Gahan te introducen en una melodía oscura con una letra que en una de sus partes definiría mucho del futuro del grupo (...Nothing can stop me...) con un loable juego de voces muchas de ellas distorsionadas. Sigue el que fue el primer single, Personal Jesus, un auténtico rompepistas (recuerdo petarlo en las discotecas de la época) un bombazo de single y se convirtió en un himno nada más darse a conocer. La canción está inspirada por el libro Elvis and Me de Priscilla Presley y nadie esperaba el éxito que iba a alcanzar. Imborrable el vídeo de Anton Corbjin, grabado en el desierto de Tabernas, Almería, aunque grupo y sello tenían miedo a la censura, pero fue justo lo contrario, un pelotazo brutal, siendo el 12" más vendido en Estados Unidos. Halo sin temor a equivocarme es de las canciones que ganan más con las escuchas, melodía excelente, tema épico con un inicio lento para coger ritmo y desarrollar un juego intenso de sonidos electrónicos, para mi un éxtasis para todo aquel que adore a este grupo. Waiting for the night es la balada que acababa la primera cara, un tema lento pero delicioso, pura orfebrería, algo más intimista donde voz y ambiente hacen el resto.
Enjoy the silence abría la segunda cara, y menuda apertura, hablamos del segundo single editado del disco, que partió en su inicial composición de un armonio y una voz, según Alan Wilder. Partiendo de una enorme melodía, al propio Wilder se le ocurrió la idea de transformarlo en un tema casi de baile y Flood lo convirtió en otro himno. A día de hoy su single de más éxito de la carrera del grupo, se dice pronto. Policy of truth fue el siguiente single, y estamos ante otro momento cumbre del disco, uno de esos temas por los que una banda se define y pasa a la posteridad, melodía, cambios de ritmo, estribillo pegadizo y tremendamente adictivo, una joya de canción. Blue dress es una canción lisérgica, etérea, llena de loops, balada de medio tiempo. Cierra el álbum Clean donde Gahan está solemne, mientras parece que nos han metido en la banda sonora de 2001 Odisea en el espacio, una manera bestial de acabar un enorme disco.


Violator sigue sonando fresco y actual, algo extremadamente complicado para un álbum de música electrónica, ya que por el paso del tiempo queda irremediablemente asociado a la época que se publicó. Entre los discos de los propios Depeche Mode ocurre esta situación, hayan sido publicados antes o después de 1990. Lo bueno de Violator es que se pudo haber publicado hace diez, veinte, treinta años o ayer. Estamos ante una obra atemporal y llena de extraordinarios temas, que al final es lo importante.

Dedicado a Johnny J.J. que no consideró meter este disco en su lista de 20 mejores de 1990 (craso error) je, je.

Os dejo con el vídeo de World in my eyes.

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