The Soundtrack of Our Lives, mi querida banda sueca de Gotemburgo, editó en 2008 Communion, un álbum doble realmente portentoso donde hay 24 temas como 24 soles y en el que muestran diversas influencias sesenteras y setenteras, con gran labor melódica, armonías vocales tremendas y su siempre base psicodélica con cierto toque barroco.
Ebbot Lundberg con su personal voz, ese hombre vestido de cura y verdadero chamán, esas guitarras de Ian Person y Mattias Bärjed (que sustituyó en 1997 al primer guitarrista Björn Olsson), Martin Hederos a los teclados, Kalle Gustafsson al bajo y Fredrik Sandsten a la batería era un sexteto de mucho empaque.
El final del segundo disco es un escándalo, con varios temas fuera de serie, uno es Lifeline, sencilla pieza, tema de aire acústico y donde la voz de Ebbot es casi la de tu salvador o redentor.
El final del segundo disco es un escándalo, con varios temas fuera de serie, uno es Lifeline, sencilla pieza, tema de aire acústico y donde la voz de Ebbot es casi la de tu salvador o redentor.
Me quedo hoy con esta versión en un café de Viena en 2009, ¡qué obra de arte!
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