Un jovencísimo Bob Dylan edita a la edad de 21 años su primer disco homónimo en 1962. Después de residir durante un año en New York (recordemos que es originario de Duluth, Minnesota) graba allí el trabajo con John Hammond de productor publicándolo el 19 de marzo de ese año, hablamos de un disco que en breve cumplirá 60 años. La mayoría del álbum está compuesto de canciones clásicas del folk americano, muchas de las cuales él mismo arregló y solo contenía dos tema propios, Talkin' New York y Song to Woody, esta última dedicada a Woody Guthrie, un artista de folk y el modelo a seguir por Dylan en sus inicios antes de grabar este disco. Dylan lo fue a visitar al hospital psiquiátrico donde estaba internado por el padecimiento de la enfermedad de Huntington, y desde ese momento prometió ser el músico que seguiría su legado de la música tradicional americana, del que se acabaría convirtiendo en icono. Antes de todo esto Dylan se presentaba en bares de La Gran Manzana con su guitarra y armónica, hasta que llegó a oídos de críticos importantes y empezó tocando la armónica en un disco de Carolyn Hester, donde conoció a Hammond.
El disco adolece de madurez musical y es algo plano en varios momentos pero lo salvan algunas de las versiones o adaptaciones como el caso de In my time of dyin', quizás mi favorita del trabajo con ese aire bohemio y una interpretación acorde.
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