lunes, 14 de abril de 2014

Dire Straits - Dire Straits (1978)


Mi viaje a Londres de hace un tiempo, me hizo recordar uno de los discos que más he oído, que más cariño tengo, y al que proceso devoción absoluta, el primer álbum de Dire Straits de 1978.
Corrían los últimos setenta y la revolución punk recorre Europa, pero sobre todo en Gran Bretaña tiene su centro neurálgico. Los Sex Pistols han enarbolado la bandera de la rebelión y de la anarquía al grito de "Dios salve a la Reina", y su chirrido es una clara y natural reacción contra el rock sinfónico precedente de grupos como Pink Floyd y atenta claramente contra la mastodóntica y prepotente industria discográfica imperante. El último de los elegantes grupos americanos, The Band, ha ofrecido sus postreros coletazos con The Last Waltz y Gart Hudson, Jamie Robbie Robertson y sus amigos no sabían ya por entonces, que tenían sucesores: los británicos Dire Straits. Bob Dylan tampoco sospechaba, ni por asomo, que estaba naciendo artísticamente, un hombre, guitarrista y compositor con el que iba a hacer muy buenas migas en años venideros, un tipo que iba a engrosar, por derecho propio, la lista de perlas que componen el rosario de estrellas del rock and roll, un tal Mark Knopfler. Mark era el compositor, voz y guitarra solista, su hermano David Knopfler el guitarrista rítmico que también hacía coros, John Illsley el bajista que también hacía coros, y Pick Withers el extraordinario batería.


Éste primer álbum no solamente fue una ilusionadora esperanza, sino una confirmación de que estábamos ante la germinación de una banda de alto copete, y que no estaban de paso. Se trataba de un grupo de chicos jóvenes que no renegaban del pasado, sino que por el contrario, demostraban un profundo conocimiento y amor por él, entiéndase al pasado más o menos clásico del rock 'n' roll. En éste disco hay ecos lejanos de Dylan, Lou Reed, The Band, Pink Floyd, J.J.Cale, Eric Clapton, etc., y porqué no, cositas de los Shadows de Hank P.Marvin e incluso de los Fletwood Mac de Peter Green, todo eso mezclado en una coctelera, y con el sello personal de la banda, tiene como resultado un disco de primer nivel para comenzar una carrera discográfica. El disco está dedicado a Charlie Gillet, aquel renombrado Dj que les promocionó y pinchó en sus inicios, mientras Muff Winwood se encargó de la producción.
El disco en si, comienza con Down to the waterline, con sus penumbras semi-sinfónicas, creación y construcción de expectativas, es un tema típico de Mark incluyendo los ingredientes mágicos de su autor, toques punzantes de cuerdas eléctricas, el ritmo en volandas, siempre suspendido, pero sin llegar a caer, una tensión milimétricamente ajustada. Water of love se mueve entre ritmos de calipso o percusión casi latina, con un estribillo demoledor, y unos punteos de onda bluesera con la guitarra dobro, que hacen de este tema una joya. Setting me up es quizás el tema de más influencia rockabilly de estilo Gene Vincent o incluso de Buddy Holly, un tema contundente, ligero de desarrollo, dónde la voz de Knopfler va y viene casi a posta, con un punteo sideral del maestro. Six blade knife es puro Lou Reed, porque Mark canta parecido a Lou, es una balada lenta, evocadora, donde los juegos de voces son extraordinarios, además de un muy conseguido sonido que te atrapa. Southbound again quizás sea el tema más boogie del álbum, con ritmo alegre y desenfadado y un punteo solista de Mark que quita el hipo.
La segunda cara empieza con la joya de la corona, el que fuera su primer y genial single, Sultans of Swing, un tema grande, contagioso en su desarrollo y en su exposición, pero sin llegar, y aquí radica su grandeza, ni a empachar ni a empalagar. Una canción, cuyas influencias abarcan todas las citadas antes, pero además hay que añadir la portentosa interpretación de Mark a la guitarra, cuyas versiones en directo eran ya de Cum Laude, con esos sólos que estaban repletos de alegría e imaginación. En si el tema, por la letra, es un homenaje de Mark a las muchas bandas de jazz que amenizan las noches londinenses, con entusiastas grupos de dixie, sentando cátedra de profesionalidad. In the gallery es quizás el tema más oscuro, pero a la vez de los más atrayentes del disco, con una letra que habla de los buitres que asolan el mundo del arte, y lo difícil y complicado que es acabar triunfando en ese mundo para pintores y artistas noveles, además de tener un ritmo al que la guitarra de Mark marca los pasos, con la sección rítmica en estado de gracia. Wild west end (tema que se me ha venido varias veces a la cabeza este fin de semana en Londres) comienza con guitarra acústica, un tema a medio tiempo delicioso, con coros en el estribillo y cuya letra describe paseos solitarios por el salvaje oeste de la ciudad, precioso tema de esos que permanecen para siempre en mi cabeza. Lions cierra el disco, un tema crepuscular, de cadencia media, pero que describe a la perfección lo que podría ser una tarde plomiza de domingo en Londres, tema acertado para rematar una obra magna.


La música de Dire Straits parece sobrevivir y traspasar pruebas de fuego, y éste primer disco así lo atestigua, porque al fin y al cabo, eso es lo que cuenta. Superando la propensión a la fugacidad del rock, sus canciones permanecen a lo largo del tiempo por su propia valía.
Este post fue realizado por mi para Exile SH Magazine y ahora lo reproduzco aquí.
Os dejo con el mítico vídeo de Sultans of Swing.


10 comentarios:

  1. ¡Cuantos buenos recuerdos y momentos pasados con este disco! Espejo de toda una época, ya inmortal para aquellos que pudimos vivirla. Si música fue la de nuestra vida de entonces.
    Excelente y más que merecido homenaje.
    Saludos,
    JdG

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    1. Javier de Gregorio: Ya te digo, si yo te contara... ja, ja, ja. Para mi es esencial en mi vida, por muchos motivos.
      Muchas gracias amigo.

      Un abrazo.

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  2. Estoy totalmente de acuerdo con tu homenaje a ésta banda; claro que no puedo ser objetiva, puesto que es mi grupu favorito...éste LP, es sin duda (sacando Alchemy , uno de los pocos grupos que en directo son mucho mejor) uno de mis preferidos...bueno...tengo un debate crucial entre éste y Love over gold, aunque se trate de estilos distintos, casi me inclino más por éste, pues como tu bien has dicho, la creme de la creme tiene nombre: se la lleva Sultans of swing...
    Un placer leer tu post
    Saludos, Sam

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    1. Anónimo (Sam): Muy bienvenida a mi espacio de música, debate y humor. Y muchas gracias, la verdad es que es un grupo que forma parte de mi vida, porque lo mamé desde pequeño y en concreto este disco siempre me impactó. En directo, es cierto, siempre mejoraban con respecto a estudio y con las diferentes formaciones.
      Pero la época 78-83 es impresionante.

      Saludos.

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    2. Asi es...el declive de los dires es con el Brothers in arms, que comercialmente fue un bombazo que se machaco hasta la saciedad y seguramente fue el mas rentable, pero no bueno...a partir de ahí, sacaron recopilaciones y dos LPS que no cuajaron...Knopler creo que se canso de ser una maquinita de dinero para una discográfica y una vez que estaba consagrado decidio dedicarse realmente a hacer música de verdad, no comercial, para un publico mas reducido, pero su publico y realmente lo que le gustaba...y me alegro por el...y que lo siga haciendo por muchos años...
      Sam

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    3. Anónimo (Sam): Bueno, ahí ya discrepamos un poco, no fue declive ni mucho menos, simplemente un cambio de estilo a la vez que cambiaba la formación y sonaban más americanos, pero ojo hasta unos meses después de salido Brothers in Arms no pegaron el pelotazo mundial, es importante recalcarlo.
      En lo de machacar hasta la saciedad (tengo una sección de canciones maltratadas por radios y televisiones donde metí Walk of life en un capítulo) ellos no tienen la culpa, son los medios los que amplifican en demasía, además ese disco tiene quizás algúna de las composiciones más bellas de Mark Knopfler y lo defenderé hasta la muerte, incluso On every Street sigue siendo un buen disco, pero es ya otro grupo, la evolución.
      Eso si, una vez hecho todo el camino con el grupo, decidió hacer una carrera en solitario para desarrollar sus influencias de siempre, que no lo negemos son country, celta y bluegrass incluso.

      Saludos.

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  3. Gran disco que también me trae grandes recuerdos de la época en que empezaba a descubrir y amar la música. Yo creo que es lo mejor de Dire Straits, aunque sus tres discos siguientes tampoco estuvieron nada mal.
    Muy buena entrada.
    Saludos

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    1. Lou Rambler: Exacto, yo gracias a discos como éste empezé también a mar la música y a comprar vinilos.
      Es esa época 78-83 la que es definitoria de la banda totalmente.

      Gracias y un saludo.

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  4. Yo creo que a todos nos trae buenos recuerdo este disco. El Communiqué y el Making Movies, también geniales. Bueno, para mí todos.
    Lo más destacable de Knopfler, en mi opinión, fue su innovadora forma de tocar. Él es culpable de que yo toque la guitarra con los dedos colocados en la misma posición. Hasta un ingeniero de grabación me dijo una vez que se notaba que lo había escuchado mucho. Bendita influencia.
    Bonito y merecido homenaje.
    Un abrazo!

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    1. Evánder: Los recuerdos siempre serán gratos, cuando te lo vuelves a poner. Esos otros dos también son muy buenos, pero quizás en este está todo medido perfectamente y al milímetro, recordemos que en los primeros trabajos siempre se pone toda la carne en el asador.
      Evidentemente esa forma de tocar sin púa, ha influído a muchos guitarristas y no es nada fácil de hacer. Desde luego que tocarás bien si te influye Mark Knopfler.

      Un abrazo.

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