jueves, 29 de enero de 2015

Neil Young - Le Noise (2010)




Recuerdo que ya antes de que saliese Le Noise a la venta, algunas voces lo criticaban, supongo que a Tío Neil se la pelaba bastante, pero lo que es mejor, para mi era el punto de partida para prestarle aún más atención. En esta vida, con el paso de los años, te vas dando cuenta, que cuando alguien en cualquier manifestación cultural (música, cine, literatura, arte, etc.,) cambia, gira, o simplemente arriesga, hay sectores que exclusivamente por ese hecho, no le van a pasar ni una, pues es ahí dónde uno se interesa con todavía mayor ardor, si cabe.
Después de unos años, donde el músico canadiense, afincado en Estados Unidos, estaba volviendo a coger un ritmo endiablado de composición, y dónde ya algunos discos empezaban a ser más que importantes, llega esta auténtica joya, un serio aspirante a clásico moderno, y como no, otra obra maestra más en su dilatada carrera. Le Noise se convirtió, por derecho propio, en el regreso a la grandeza absoluta del músico más vigente y genial de su generación.
La idea primigenia de la grabación es sencilla, Neil y su guitarra a pelo, como tantas otras veces, tocando temas desnudos, eso no suponía sorpresa, ya que acompañado de su guitarra acústica lo había hecho casi su modo de vida. La novedad es que en este álbum, la quebradiza y encantadora voz de Young está envuelta en guitarras eléctricas saturadas hasta el extremo, con loops obsesivos que aparecen, desaparecen y una sonoridad tipo cueva, que le da ese ambiente extraordinario a todo el conjunto.
Un dato muy importante acerca del título del disco, lo da el productor Daniel Lanois (es un juego de palabras con su apellido) que es igual o tan importante como Neil en el resultado final, ya que este disco no sólo tiene grandes temas, sino que lo importante es "cómo suena". Es un álbum con multitud de detalles, diría que infinitos.





 
Walk with me abre el disco, y es una especie de declaración de intenciones para no llevarte a engaño, como un resumen del álbum, con un primer acorde de guitarra contundente y esos loops y sonoridades que van envolviendo y cerrando el tema, se trata a partir de muy poco, crear un mucho con esos ruiditos. Nada de bajos, ni baterías ni perscusiones, música cruda tocada desde las entrañas.
Sign of love tiene ecos de temas antiguos del propio autor (onda Ragged Glory con Crazy Horse) que no rompe para nada la tremenda coherencia del disco, además de oír aquí la voz del genio completamente sincopada y medio ocultada por los poderosos artefactos electrónicos que maneja Lanois. Someone gonna rescue you es quizás el tema más country del álbum, algo a lo que Young nunca podrá renunciar, ya que viene de allí, pero en este caso embutido en el ambiente de este disco, quedando de lujo. Love and war es una obra maestra en si misma, un tema fronterizo que podría servir de banda sonora a cualquier película del oeste de cualquier época, la manera de cantarla pone los bellos de punta, de esos temas que aúnan grandeza y más grandeza. Angry World se emparenta mucho con el segundo corte y va en la senda de los discos con Crazy Horse, siendo además otra pedazo de canción, con esos guitarrazos eléctricos alternados con esos detalles electrónicos gloriosos. Hitchhiker es un tema muy intenso, del Neil más rockero, ese lado grunge explotado en este disco de manera diferente, sólo centrados en su voz, la guitarra ruidosa y esos efectos que acompañan. Peaceful Valley Boulevard es un tema crepuscular, un oasis dentro del disco, un reposo del guerrero, como si en medio del camino recorrido hiciese una parada para coger fuerzas y rematar el trabajo. Rumblin' cierra el álbum con un comienzo extraño, hasta que aparece la voz de Young que sube los ánimos y nos eleva, esa melódica voz que todo lo puede.



 
Muchos grupos o artistas creen que la sensación de éxtasis eléctrico se consigue a través del ruido por el ruido y el descontrol, esta es la demostración justo de lo contrario, ya que mediante la combinación perfecta de una o dos pistas de guitarra, los detalles electrónicos comandados por el productor y la voz grabada en directo bajo el atronador sonido de dos viejos amplificadores Fender, se consigue la gloria.
En definitiva, Le Noise es un disco extremo, crudo, lleno de mil matices, pero de escucha reposada que te hace levitar en muchos momentos. También admito, que su peculiar enfoque sólo provoca dos cosas, que lo ames o lo odies, yo soy del primer bando.

Esta entrada fue originalmente escrita por mi para Exile Subterranean Homesick Magazine y ahora reposa en mi espacio.

 
Os dejo con el vídeo de Hitchhiker.

 

4 comentarios:

  1. Qué gran disco, brother. Ya sabes que yo pertenezco a los admiradores de este trabajo que siempre llevó polémica entre sus seguidores. Y qué gran reseña, de las mejores que te he leído. Brazzzzzzo.

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    1. Johnny J.J.: Un enooooorme disco brother. Yo también pertenezco al sector que adora este trabajo que va más allá y amplía miras.
      Gracias por tus palabras.

      Brazzzzzos.

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  2. Yo creo que todo artista debe intentar innovar dentro de su propio estilo para evolucionar y seguir creciendo. Y el camino que escoja es asunto suyo, por arriesgado que parezca.

    Después de toda una vida en este negocio, se ha ganado el derecho de hacer la música que le dé la gana, como este disco por ejemplo.

    Un abrazo!

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    1. Evánder: Eso está claro y estamos de acuerdo, pero ojo, a mi me parece que esta evolución de Tío Neil mantiene intactas muchas de sus esencias y de sus patrones, si le quitas el envoltorio magnífico de ruidos y detalles, es el Young de siempre con grandes composiciones.
      Si, claro que se ha ganado ese derecho, pero aquí para mi lo borda, ya lo de A Letter Home es una frikada, por ejemplo.

      Abrazos.

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