En el año 1994 la banda británica Suede edita Dog Man Star, el que sería segundo trabajo de un grupo que estando dentro del Britpop, reinante en esos años, y que tenía a Oasis, Blur y Pulp como máximos exponentes, siempre se distinguieron por un toque de calidad y un distanciamento en cuanto a estilo se refiere, ya que Radiohead por ejemplo eran los más diferentes, aunque coetáneos en época.
Su primer disco homónimo, fue un bombazo y tenía éxitos rotundos como So Young, Animal Nitrate o Metal Mickey. La formación se mantenía con Brett Anderson a la voz, Bernard Butler a la guitarra solista (que sería su último disco con el grupo), Simon Gilbert a la batería y Mat Osman al bajo. El trabajo es oscuro, pero de una calidad indudable, además de tener un tono de romanticismo y emotividad bastante palpable. Amado por la crítica y algo denostado por el público, con el paso de los años se convirtió en el disco de culto de Suede. Cualquiera que escuche con decencia este álbum, se dará cuenta de su calidad desbordante, y ese aire clásico y con influencias del Bowie de los 70, que vamos, que uno sepa, no está nada mal.
Por si fuera poco, el grupo denota fortaleza en un disco lleno de distintos capítulos que recuerdan variados estados de ánimo.
Introducing the band inicia el trabajo con esos guitarreos algo farragosos, y con claras influencias del glam-rock de los 70, y donde la voz de Brett destaca claramente. We are the pigs abre la paleta, y partiendo de esa influencia del glam, con una melodía exhuberante consigue un climax superior, un single de tomo y lomo, especialmente evocadora la guitarra de Bernard Butler. Heroine es sin temor a equivocarme una de las obras maestras de Suede, que no sé porqué nadie habla de ella, una joya compositiva, muy en su estilo con ganchos melódicos, estribillo y un empaque de tema maravilloso, tanto cuando tiene cambios de ritmo, como cuando vuelve a la melodía principal. The wild ones cambia de tercio a una balada de tono acústico, pero de una elegancia y belleza memorables, cosa que curiosamente el grupo prodiga poco, pero que es donde Brett hace el cambio a un tono de falsete que le queda de lujo y donde vuelve a destacar la guitarra de Butler. Daddy's speeding es una pieza íntima y acústica, donde voz y piano destacan de forma grande, contrapunto del disco. The power acababa la primera cara del vinilo, con guitarra acústica (me recuerda la melodía a la posterior High and dry de Radiohead, aquí se emparentan ambas bandas), pero estamos ante un tema pop de proporciones bestiales y cantada de lujo por Mr. Anderson.
New generation es otra joya, con mucha carga de guitarra distorsionada, canción directa y enérgica, de esos hits que esta banda ha parido siempre como churros, y encima aquí la voz de Brett es una locura, con diferentes registros y tonos maravillosos. This Hollywood life empieza con saxo para que luego entre la guitarra vigorosa, sucia y glam, tema de textura densa, canción de personalidad indudable, oscuridad glam al poder. The 2 of us es de los temas que le da variedad y grandiosidad al álbum, una balada atormentada que casi te hace llorar, con esa voz susurrante de Brett acompañada del piano. Black or blue es un tema muy melancólico, con notables cambios de ritmo, mientras voz, piano y el tono épico se apoderan de la canción. The asphalt world es sin duda la canción más psicodélica del álbum, seguro que mucha gente descartaría la calidad del disco por canciones como esta, que no llegan a la primera escucha, pero que para mi llegan a la segunda o tercera, de esas piezas que van de menos a más y terminan por explotar en un glorioso increscendo, mientras la guitarra te ha ido dibujando la melodía mientras acompañaba a la voz, glorioso tema. Still life termina el trabajo y vaya manera de hacerlo, tocando la fibra y el sentimiento, emocionando en definitva, otro tema que va de menos a más y que consigue momentos vocales de Brett de alto voltaje y esos adornos de cuarteto de cuerda.
En definitiva un disco imprescindible del grupo, de la década y del Britpop, porque afortunadamente este y otros grupos hacían que la variedad de aquellos años fuese fantástica y no sólo nos ceñíamos a dos grupos, sino que había más y muy buenos.
Os dejo con el vídeo de We are the pigs.