Rafael Berrio era un músico y cantautor donostiarra, que como muchos sabéis nos dejó en los primeros meses de la fatídica pandemia. Su música era muy especial, un cantautor con un sello propio e inconfundible y de mucha calidad que editó en 2015 Paradoja, quizás su disco de más éxito y reconocimiento. Rafael bebía de Lou Reed, si claro, esa guitarra con sonido de la Velvet estaba ahí, también su poesía urbana, cómo no, pero yo también veía y sigo viendo destellos del Bowie más rockero e incluso de los Pixies. En las letras rezumaba melancolía, pero también verdad y desnudez, algo que a mi me llega rápido. Rafa Rueda y Joseba Lenoir daban ese toque con las guitarras preciso con sus riffs, que engarzaban con bandas de finales de los 80 y primeros 90. Pero es ahí, donde la poesía calmada de Berrio da su propia personalidad y le concede para mi un áurea genuina y muy particular.
Yo ya me entiendo era de mis temas favoritos del trabajo y donde todo lo expuesto antes está, además de ser un tema que pide guitarras incluso más duras.


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