martes, 22 de marzo de 2016

The Police - Synchronicity (1983)


En 1983 The Police edita el que fue a la postre su último disco de estudio, cuyo proceso previo estuvo plagado de mil problemas. A finales de 1982 los miembros de la banda se reunieron en los Air Studios de Montserrat (propiedad del mítico George Martin) con el productor Hugh Pagdham (el mismo del anterior disco) y durante 6 semanas se enfrascaron en la grabación del que sería su quinto trabajo. Si las sesiones del anterior álbum ya fueron complicadas por el choque de egos y las relaciones deterioradas entre Sting, Andy Summers y Stewart Copeland, las de este disco fueron simple y llanamente infernales (se dice que estuvieron a punto de decidir que temas entraban lanzando monedas al aire), de hecho hubo contactos con el propio George Martin para que él produjera el álbum y a la vez arreglara la situación, pero Martin rehusó amablemente la oferta, aunque confiaba en que se subsanaran sus diferencias y las sesiones llegarían a buen puerto, como así fue, terminaron las sesiones, se mezcló en Montreal, y meses después se publicó y arrasó en ventas, críticas y éxito.
Es curioso, porque muchas de las grandes obras maestras musicales de la historia, surgen del dolor, del conflicto y de momentos borrascosos, y en el caso de The Police, las crecientes tensiones, sirvieron para hacer cada vez mejores canciones. De hecho, en este disco se encuentran quizás, bajo mi opinión, dos o tres de las canciones más perfectas hechas por el grupo jamás.


Comienza el disco con Synchronicity I, la primera parte del tema que da título al álbum, potente comienzo donde el sonido de teclados es protagonista, capas de programaciones, a la que sucede enseguida la tormenta rítmica de Copeland, que domina la canción junto a la voz de Sting, mientras Summers lanza notas con su guitarra de doce cuerdas, más una letra que habla de inconsciente colectivo y ese estribillo brutal. Seguimos con Walking in your footsteps que utiliza sonidos de percusión de ritmos africanos, donde Mr. Copeland lo borda como siempre, y Summers sigue lanzando notas y hace ruidos raros con su guitarra, en medio de una letra que habla de bombas atómicas y de nuestra propia extinción, como la de los dinosaurios. Me encanta esta canción y cuando Sting sube el tono de voz (siempre fue un superdotado). O My God empieza desde abajo con una línea de bajo brutal de Sting y su voz quebrada, y ese aire tremendo a su tercer disco Zenyatta Mondatta (parece hermana gemela de Driven to tears), y aquí si que estamos ante una canción típica del trío policíaco, con adornos de la guitarra de Andy, y la batería de Stewart bestial, además del saxo que toca el propio Gordon Summers, y que tiene un duelo final con la batería espectacular, en tono jazzístico. Y viene la primera composición que no es de Sting, Mother de Andy Summers que al parecer Sting se negó a cantar y Andy lo hace de manera histérica con una letra inspirada en Psicosis (la obra maestra de Alfred Hitchcock), pero para mi es un bajón de calidad dentro del disco, no pega y es la típica canción que entra para no enfadar a los otros miembros del grupo que menos componían, canción chirriante y que deseas que acabe rápida. Miss Gradenko es la canción de Copeland, con su sorna hacia los políticos soviéticos, tema burlón y gracioso, que pega perfectamente en el disco con un sonido pulcro, su puente y su estribillo, pocas pretensiones y buen resultado. Synchronicity II cierra la primera cara, un single descomunal donde Sting habla del estrés urbano y los problemas de la vida moderna, y musicalmente una mezcla fascinante de la guitarra brutal de Andy con los teclados, aunque siempre este tema me pide más rock, quedando en un medio tiempo de pop-rock ya que no explota nunca, está como contenido, y a pesar de ello su parte final me parece sublime, con ese aire apocalíptico.




Abre la segunda cara Every breath you take, una obra maestra en si misma de tema, una canción por la que se define la carrera de una banda, así de claro. Dejo en las palabras de Sting como surgió la idea de su composición: "Me desperté en mitad de la noche con esa línea en la cabeza, me senté al piano, y la había escrito en media hora. La melodía en sí misma es genérica, un agregado de cientos de otras, pero la letra es interesante. Parece una canción de amor reconfortante. En ese momento no me di cuenta de los siniestra que era. Creo que estaba pensando en el Gran Hermano, vigilancia y control." Esta canción hizo a The Police unas mega-estrellas mundiales, planetarias y cósmicas (a la altura de los Beatles llegaron a decir) y no es de extrañar es una de esas canciones perfectas, que no tiene fallo alguno (como Starman de Bowie) y que a pesar de ser utilizada para anuncios publicitarios y puesta millones de veces en radios y televisiones (memorable vídeo con Sting tocando el contrabajo) será eterna y mágica. Hablamos en definitiva de un himno mítico.
Y sin dejarnos respirar je, je... viene King of pain, otra joya sideral que en su día quedó relegada a cierto ostracismo por el anterior monstruo, pero que es una maravilla, una canción increíblemente bien estructurada con su intro de aire asiático, su estribillo, interludio o puente y coda final, donde Copeland toca la marimba, Sting canta, despacha líneas de bajo de miedo y se hace a si mismo unos coros estratosféricos, dentro de una letra oscura y emocional, y como no, el sólo de guitarra de Mr. Summers es simplemente fascinante. Y redondeando un trío mágico y de ensueño viene la balada de las baladas, Wrapped around your finger que al igual que en otros temas del grupo en esta época, hay referencias mitológicas y literarias en la letra, entre ellos "The Scylla and Charybdis", monstruos de la mitología griega y de la leyenda alemana de "Fausto". Lo que me sigue fascinando de este tema a día de hoy, es que con esa melodía preciosa que empieza lenta, con esos versos iniciales cadenciosos, tiene la gran virtud de subir en el increscendo y triunfar en el estribillo como pocos temas, para luego volver a bajar y terminar de manera gloriosa perdiéndose... y ese vídeo que transmite sensación etérea, con los tres tocando a la luz de las velas y danzando. Tea in the Sahara cerraba el disco original, inspirada en la primera parte de la novela El cielo protector (recomendada por Andy a Sting) de Paul Bowles que contiene un cuento de tres mujeres y un príncipe. Aquí el bajo de Sting está muy presente, al que acompaña la maestría con el charles de Copeland y esos disparos de la guitarra de Summers, que nos sumerge en una atmósfera de misterio, una canción clara de evocación del silencio del desierto, poesía para los oídos y tema muy bien situado al final.
En las ediciones del disco de cassette y cd se incluye el tema extra Murder by numbers, que no aparecía en la de vinilo, pero siempre se ha considerado un tema de pleno derecho del álbum y la verdad es que por calidad lo merece, un guiño claro al jazz con ese ritmo asincopado de Copeland con uso genial de bombo y charles, Sting canta de lujo con el estribillo numérico y Andy se acerca a ese jazz que sería su futuro en solitario, con la fender telecaster sonando brutal.


Este fue el legado final de The Police, y francamente mejor no lo pudieron hacer. Su traca final de canciones para la historia están aquí, con alguna sobrante que hacen que el álbum no sea rematado a la perfección y una obra maestra entera, pero sin duda es un imprescindible.

Os dejo con dos temas, primero el Synchronicity II.





Por otro lado el King of Pain en vivo.

4 comentarios:

  1. Desde luego tus textos tienen la virtud de tonto el que no compre el disco, son así de claros, contundentes y adictivos en sus razonamientos. Muchas cosas interesantes las comentadas. Me quedo, entre otras, con la referencia a Paul Bowles y a su maravilloso "El cielo protector".
    Abrazos,
    JdG

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    1. Javier de Gregorio: Pues mira, eso me pasa porque lo he escuchado 56745 veces sin exagerar y claro, me gusta mucho. Pero muchas gracias por tu comentario.
      Bueno, mucho leído sobre el grupo y el disco, y en fin, que son muy favoritos míos como bien has deducido.

      Abrazos.

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  2. Lo recupero en breve tras leerte, Savoy. No me gusta tanto como los tres primeros, pero tiene mucho nivel, claro.

    Un abrazo.

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    1. Gonzalo Aróstegui Lasarte: No te creas que hay tantas diferencias, de hecho el cuarto trabajo es el que se alejaba de la esencia y a mi parecer el menos bueno, pero aquí hay obras maestras indiscutibles que hacen a este álbum tener un valor incalculable.

      Abrazos.

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