lunes, 30 de noviembre de 2015

The Decemberists - What a Terrible World, What a Beautiful World (2015)


Uno de los discos con el que comenzó este 2015 era el nuevo y esperado trabajo de la banda de Portland, Oregón, The Decemberists, comandada por Colin Meloy. Su anterior artefacto sonoro de 2011, The King is dead, les dio ese reconocimiento que no habían conseguido con otros trabajos, donde las canciones melódicas y de corte sencillo les habían puesto donde se merecían. Su disco de directo de 2012, de la gira de ese álbum, no hacía sino confirmar su gran momento, siendo su último trabajo editado hasta la fecha.
Y llegó What a Terrible World, What a Beautiful World, un disco en el que su buena base de folk-country de raíz americana, se mezcla a la perfección con su tendencia al powerpop de un gusto exquisito, y en ese punto medio es donde el disco alcanza momentos maravillosos. Para mi, como concepto total no supera a The King is dead, pero se queda ahí al lado, muy cerquita.
Sus referentes son claros, por un lado los primeros R.E.M., Neutral Milk Hotel, The Jayhawks con los que se emparentan mucho y los Wilco del inicio también, pero como no, también con los californianos Cracker.


El disco arranca con The singer addresses his audience, de forma tímida y con la preciosa voz de Colin Meloy mandando, la guitarra acústica y ese homenaje a los fans en la letra "Os pertenecemos" o "Todo lo hicimos por vosotros", para luego ir a más en un increscendo donde se une la voz de Jenny Conley para acabar de manera gloriosa con esa parte ruidosa entre guitarras, voces y violines. Cavalry captain es sin duda uno de mis temas favoritos, una delicia de melodía, unos vientos enérgicos y fantásticos y ese aire a powerpop que es una auténtica maravilla. Philomena con sus aires sesenteros y sus coros embelesa desde el primer momento, aunque su letra hable del despertar sexual de un chaval. Y llega Make you better, el que fuera primer single del álbum, un medio tiempo que es otra delicia y donde se vuelven a sumergir en los terrenos del powerpop que tan bien les sientan, con esa melodía que te atrapa de manera increíble. Lake song se adentra en la base folk-country de la banda, de la que parten, y aunque es un buen tema, se me queda algo lejos de los anteriores, aunque aporta la calma necesaria. Til the water's all long gone sigue la línea del anterior tema, en tono acústico e incluso más tranquila y calmada, donde los juegos vocales son deliciosos, y con gran aire melancólico. The wrong year es otra de mis canciones favoritas, delicia de melodía y armonías, recuperando ánimo y ese acordeón que navega en todo el tema y me engatusa, y como no, acercándose al powerpop y con cambios de ritmo brutales.
Caroline low es quizás el tema más en onda Johnny Cash del disco, muy folk y country, además de oscura. Le sigue un tema cortito Better not wake the baby, donde acordeones, banjos y demás instrumentos se adueñan de la melodía, sencillez e inmediatez. Anti-Summersong es un tema desenfadado y precioso a la vez con aire de country campestre absoluto. Easy come, easy go nos transporta al viejo oeste, con el soniquete del trote de caballos y ese gran toque folk más las voces sincopadas, y el rasgeo de la guitarra, tema genial. Y llega la gran obra maestra oculta del álbum, Mistral, que es una balada de caerse de espaldas, con un ritmo y una cadencia perfectos y que me llega hasta el tuétano, un tema donde está lo mejor de este grupo, maravilla absoluta, la explosión de todos los instrumentos y ¡¡¡qué coros por dios!!! Y sin poder respirar, pasamos a 12/17/12 con ese toque al Neil Young country de la armónica, un tema que incluye la letra del título del disco y que habla de la masacre de la escuela de Sandy Hook y el discurso de Obama al respecto, contrapunto perfecto para el final. A beginning song y su título irónico remata el álbum, y vaya final majestuoso, una canción enorme para acabar un trabajo, con base acústica y ese aire optimista con el que debe acabar cualquier álbum.


Con What a Terrible World, What a Beautiful World el grupo americano está al nivel de The King is dead, con otros parámetros, ampliando más la paleta, aunque no sea su mejor disco, pero tiene momentos sublimes, de auténtica gloria.

Os dejo con el tema A beginning song.

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